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Las elecciones que vienen

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Por Daniel Osorio García, dirigente del Movimiento Antorchista en Quintana Roo

A estas alturas, todos somos testigos de la campaña abierta que anda haciendo el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con miras a los comicios de junio de 2021, es notorio que está preocupado porque su popularidad cae cada vez más y la mayoría de los mexicanos no está de acuerdo con su forma de gobernar, así lo hemos podido apreciar en las últimas giras por el sureste y centro del país, donde inconformes en vehículos y a pie le han salido al paso para enfrentarlo y reclamarle por todas las irregularidades y falta de resultados de su gobierno. Hasta el 19 de junio del presente, según la encuesta #AMLOTrackingPoll que realiza el diario El Economistas, la aprobación de López Obrador es de 46.6 por ciento contra el 62.2 por ciento de junio de 2019, es decir, en un año de mal gobierno y un errada política del país ha caído 15.6 puntos porcentuales y la tendencia sigue a la baja. 

El Presidente anda “urgido” por levantar su popularidad y credibilidad, así como, limpiar las heces fecales de los gobiernos emanados de su partido como por ejemplo, el polémico gobernador de Puebla, Miguel Barbosa quien saca a relucir su prepotencia y autoritarismo arremetiendo contra todo aquel que no está de acuerdo con sus disparates y, quiere someter a todo mundo por la fuerza, sumiendo así a ese hermoso estado en la desgracia. En la lista de la ignominia también encontramos al desprestigiado e incompetente Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz, que tiene inmerso a este estado en la inseguridad e ingobernabilidad y en un grave retroceso; ni se diga de  Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, que fue un buen futbolista pero la gubernatura le ha quedado grande, no es lo mismo gobernar que patear el balón, y otros a quienes no menciono por razones de espacio;  ellos, al igual que “el mesías”, tener poder, dinero y todo un aparato de gobierno a su disposición los hace cometer estupideces, se creen los reyes e intocables, arremeten contra sus “adversarios” y abandonan al pueblo que los llevó al poder, provocando un grave retroceso y polarización del país. Todo esto,  los mexicanos y el  electorado lo van registrando y  se las van a cobrar en las próximas elecciones.

López Obrador, Morena y la oposición saben que el próximo proceso electoral 2020-2021 es de suma importancia, puesto que es el más grande de la historia de México. El Instituto Nacional Electoral (INE) prevé que participen seis millones de votantes más que en 2018 para llegar a 96 millones de potenciales electores. AMLO y Morena, por supuesto, quieren seguir conservando el poder a pesar de que han demostrado que no saben gobernar; la oposición, por su parte, ve una oportunidad para “quitarle fuerza” al gobierno de López Obrador que literalmente controla el poder Ejecutivo y Legislativo y por lo tanto, no tiene contrapeso en sus decisiones. Así pues, en las próximas elecciones se renovará la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión, 15 gubernaturas, congreso de 30 entidades y ayuntamientos y alcaldías en 30 estados, es decir, en el 2021 se elegirán a tres mil quinientos 28 representantes populares, mientras que en el 2018 solo fueron tres mil doscientos 26.

Ahora bien, es importante señalar que López Obrador y su partido han perdido credibilidad y millones de mexicanos que votaron por la 4T ya no lo harán en las próximas elecciones, pero con todo y eso, no hay que olvidar que el gobierno en turno tienen el poder político y económico del país, también la vieja usanza de los partidos que han estado en el poder  y por lo tanto, las condiciones para ganar una elección por muy complicada que sea. 

Así que la oposición no puede echar las campanas al vuelo por el hecho de que la 4T está en retroceso. Esto que digo, es fácilmente comprobable porque según la consultora EPLOC que publica el 6 de junio de este año una encuesta sobre la intención del voto para el proceso electoral 2020-2021, revela que en las 32 entidades de la república aventaja Morena a los demás partidos, pero también es cierto que hay un alto grado de indecisos, tantos, que de convencerlos la oposición acabarían con Morena, pero si Morena y AMLO los atraen nuevamente con sus mentiras y sus “famosos” programas electoreros que ya operan en todo el país, entonces serán invencibles. Ningún partido de la oposición está a la altura de poder competir solo contra Morena y sus aliados, quien crea que sí, está en un grave error, porque aunque los mexicanos están descontentos con el actual gobierno, tampoco le tienen confianza a los otros partidos que ya han estado en el poder y se han evidenciado  como más de lo mismo, la gente quiere algo diferente y no regresar  al pasado.

Así que, es necesario que la oposición tome conciencia de ello y se forme un frente único a nivel nacional donde se incluya a partidos políticos, empresarios, profesionistas, sindicatos, asociaciones civiles, organizaciones sociales y sobre todo, al pueblo trabajador que forma la base de la sociedad y aporta la mayoría de votos. Urge un cambio de rumbo, un nuevo proyecto de país, éste es el único remedio que las actuales circunstancias admiten y reclaman. Todos los que estamos de acuerdo que el país se cae a pedazos por el mal gobierno de la 4T, debemos unirnos para conquistar el poder político, que es condición indispensable para poder ejecutar el nuevo proyecto. La mejor forma de hacerlo es de manera democrática, si el voto popular llevó a Morena al poder, ese mismo voto debe retirarle su apoyo y abrir camino a un mejor proyecto de país.

El Movimiento Antorchista Nacional que es la organización más grande y mejor estructurada en México y que representa al pueblo trabajador, consciente de los graves problemas de nuestro país debe ser tomada en cuenta en esta alianza, no pedimos ir a la cabeza del frente, pero sí, que las demandas del pueblo sean escuchadas y se resuelvan para mejorar sus condiciones de vida, ya que con López Obrador han sido olvidados. Los antorchistas, preferimos ser cola de león y no cabeza de ratón, es decir, preferimos ir en alianza con un frente grande y fuerte que de la pelea y no ir a la cabeza de un movimiento pequeño y débil. Que así sea, vale.

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