BACALAR 6 DE ABRIL.-La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dejó sin efectos jurídicos el permiso para el uso comercial de soya transgénica en Quintana Roo hasta en tanto se realiza la consulta a las comunidades.
Por unanimidad de votos, la Segunda Sala resolvió diversos amparos en revisión y concedió el amparo a la comunidad de La Buena Fé, Nuevo Jerusalén, Buena Esperanza y Paraíso, pertenecientes al municipio de Bacalar a efecto de que se les consulte, y dejó insubsistente el permiso que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) entregó a Monsanto.
El permiso MON-04032-6, fue entregado por la Sagarpa a la empresa trasnacional Monsanto, lo que motivó un juicio de amparo por parte de los campesinos para la anulación del permiso.
Los ministros ordenaron que tanto la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados, lleven a cabo la consulta en un plazo de seis meses.
El abogado de las comunidades de apicultores de los municipios de Bacalar y Othón P. Blanco, Raymundo Espinoza Hernández, explicó que la resolución significa que durante los seis meses de la consulta la empresa no podrá realizar actividades de siembra de soya genéticamente modificada a nivel comercial en esas comunidades.
Ganamos algo que no pedimos, no queremos la consulta, no promovimos la demanda para llevar a cabo un proceso de consulta, fue para anular el permiso que tiene múltiples vicios, ahora vamos a promover otros amparos y evadir el tema de la consulta, con la intención de lograr la anulación del permiso, señaló el abogado.
Dijo que al final de la consulta, aunque las comunidades resuelvan que no autorizan la siembra comercial, quien tiene la última palabra es la autoridad que emitió el permiso, la consulta no tiene efectos vinculantes, no es la voz del pueblo quien tiene la última palabra, será la autoridad que anteriormente, con múltiples atropellos concedió el permiso, si este subsiste o se cancela.
Comunidades rurales del municipio de Bacalar como Blanca Flor, Buena Esperanza, Altos de Sevilla, Nuevo Jerusalén y Buenavista, entre otras, que tienen vocación apícola, corren el riesgo de sufrir severa crisis económica y desintegración familiar, en caso que la empresa Monsanto comience a cultivar soya transgénica.
Luis Arturo Carrillo Sánchez, encargado de comunicación del colectivo Maogm, consideró que a esa situación están condenando a las poblaciones rurales en caso que no se anule el permiso que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), extendió a la trasnacional Monsanto para la siembra de 253 mil 500 hectáreas de soya transgénica.
Dijo que en base a experiencias de entidades vecinas como Campeche, la apicultura es uno de los cultivos que de manera inmediata y directa sufrirán las consecuencias de la deforestación que implica la siembra de las grandes extensiones de soya, como lo autorizó el gobierno federal.
Explicó que es directa desde el momento en que la abeja recolecta néctar y polen de la flor de la soya de donde obtiene polen transgénico y lo lleva a la colmena, la que a su vez pasa a la miel, de tal modo que en los contenedores aparecen con polen transgénico, el cual es detectado en los laboratorios de Europa donde se comercializa el producto a buen precio.
Dijo que gran parte de la cosecha del municipio de Bacalar tiene como destino final ese continente donde ya existen lazos comerciales, cuyo precio de venta es 20% superior al que les ofrecen en el resto del mundo, pero para ello requieren que sea miel orgánica libre de transgénicos.
De tal modo que al cerrarles ese mercado, se crea un problema económico severo para esos productores que han hecho de la apicultura su principal fuente de ingresos, lo que obligará a las cabezas de familia salir en busca de empleo para sostener a los integrantes, ocasionando rompimiento en el tejido social, además de las afectaciones ambientales que también trae consigo, dijo (RQ).