Por Daniel Osorio García
Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista de Quintana Roo
Diputadas y diputados:
El 27 de abril me dirigí a ustedes en una primera carta abierta para dar a conocer el punto de vista del Movimiento Antorchista Nacional, organización que yo represento en el estado de Quintana Roo. Dejamos patente nuestra preocupación en torno al grave problema que está generando la contingencia del Covid-19 en el mundo y, por supuesto, en México. También expresamos nuestra total disposición para coadyuvar, por lo menos con la gente que representamos, en las medidas necesarias para salir avante ante esta contingencia.
Desafortunadamente, nuestro documento no fue recibido físicamente por nadie en el Congreso porque estaba completamente cerrado desde el 18 de marzo debido a la emergencia satinaría generada por el Covid-19.
De cualquier manera, a través de algunos medios de comunicación y las redes sociales a nuestro alcance, hicimos llegar el documento a este honorable Congreso del Estado, aunque tampoco recibimos contestación alguna de nuestra petición.
Por esa razón me dirijo nuevamente a ustedes, a través de esta segunda carta abierta, para plantear lo siguiente: Primero: en nuestra opinión, es correcto que el congreso haya regresado a sesionar después de dos meses sin actividad legislativa, por supuesto, con todas las medidas de seguridad, porque el pueblo quintanarroense necesita que sus representantes ante las diferentes autoridades, estén pendientes y velen por las necesidades de ese pueblo que representan. En estos momentos el poder legislativo tiene una importancia fundamental porque los problemas sanitarios, económicos y sociales que está generando la pandemia en el país y en nuestro estado, requiere que, ante el confinamiento o cuarentena de todos los ciudadanos, haya quien alce la voz por ellos y exhorte a las autoridades de los tres niveles de gobierno a asegurar la salud e integridad física de la población; los obligados a hacer eso, en primer lugar, son las y los diputados. Por eso celebramos que estén nuevamente en sus actividades.
Segundo: la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha dejado sin luz a cientos de familias en plena pandemia, a pesar de que existía un compromiso de esta empresa paraestatal de no realizar cortes. Tampoco ha respetado el convenio hecho con el gobierno del estado, el cual consiste en que en el bimestre abril y mayo, solo se cobraría el 50 por ciento del consumo al usuario porque la otra mitad la pagaría el estado, sin embargo, hay cientos de familias muy humildes de Chetumal, Cancún, Playa del Carmen y seguramente de otros municipios, que ya les llegó el recibo y lejos de reflejarse el descuento, al contrario, el cobro aumenta. Por eso nos parece correcto que hayan aprobado el exhorto para que la CFE suspenda los cortes de energía eléctrica, pero les faltó exhortar a esa empresa para que respete el acuerdo hecho con el gobierno del estado de solo cobrar el 50 por ciento del consumo de energía a los ciudadanos humildes.
Tercero: Quintana Roo ha sobresalido a nivel nacional por su capacidad de contención de los ciudadanos en sus casas hasta en un 85 por ciento. Eso, hay que reconócelo, sirvió para frenar bastante el avance del coronavirus, porque al inicio de la emergencia, éramos uno de los estados con mayor contagio en el país por ser una de las principales puertas de entrada del turismos mundial. La gente ha estado confinada en sus hogares obedeciendo a las autoridades sanitarias y estatales a pesar de sus incomodidades y carencias, ya que en muchas colonias, sobre todo de las ciudades más grandes, carecen de los servicios elementales, tales como:vivienda digna, agua, electricidad, entre otros, pues 563 mil quintanarroenses vive en pobreza y 107 mil en pobreza extrema; cerca de 400 mil personas trabajan en el sector informal, es decir, no tiene prestaciones de ley, ni pueden gozar de los beneficios que algunos patrones les dan a sus empleados en esta contingencia, si a eso le agregamos que hasta hoy, más de 100 mil personas han perdido su empleo formal, el impacto en la economía, sobre todo de los más vulnerables, es fulminante.
Por eso, es conveniente que ustedes tengan muy presente que, a estas alturas, el confinamiento se ha vuelto más difícil por la Fase 3, ya hay miles de personas que claman por ayuda, sobre todo, alimentaria. Es cierto que el gobierno estatal ha implantado acciones para quedarse en casa, ha prometido ayudar en dos etapas mensuales con despensas, 4 kg., de gas, pago de agua, entre otros, para las familias más vulnerables. Esto fue algo que se aplicó en los primeros días del mes de abril en todo el estado y en mayo, solo se entregaron despensas en algunas colonias de los municipios de la zona Norte y Riviera Maya, porque supuestamente son los más perjudicados por la contingencia, dejando sin este valioso apoyo a la zona Maya y al Sur del estado, que también lo necesitan y hoy padecen hambre.
Si tomamos en cuenta que una familia está compuesta mínimo por cuatro personas, una despensa al mes no es suficiente para que ésta se alimente adecuadamente, apreciamos el esfuerzo que hace el Gobierno del Estado, pero es insuficiente, porque a estas alturas no solamente la gente más humilde tiene hambre, sino también la inmensa mayoría que vive de su trabajo diario y que en estos días ha permanecido inactiva ya sea porque está en “descanso solidario” o porque ha sido despedida.
Así las cosas, reitero la solicitud hecha hace un mes a este Honorable Congreso del Estado, para que se formule un punto de acuerdo donde, de manera urgente, se proponga al Gobierno Federal que encabeza el Lic. Andrés Manuel López Obrador un Plan Nacional de Distribución de Alimentos que sirva para reforzar el esfuerzo del Gobierno del Estado y se asegure la alimentación de los quintanarroenses que no tienen un sustento seguro, que son la inmensa mayoría y así, puedan seguir confinados sin temor a morirse de hambre.
Es cierto que está programado el inicio de actividades el 1 de junio, pero no todos podrán salir a las calles, porque unos están desempleados, otros deben juntar dinero para reiniciar sus actividades económicas y muchos otros, deben seguir confinados porque son los más vulnerables a contagiarse y morir por el Covid-19. Curiosamente, el reinicio se da cuando todavía estamos en el pico más alta del contagio, la curva no se ha aplanado, al contrario, sigue creciendo, los datos estadísticos así lo revelan, por ejemplo: el día 22 de mayo, en menos de 24 horas, la entidad sumó 89 nuevos contagios para alcanzar un total de 455 casos activos, esto coloca la entidad en el semáforo naranja con que corre el riesgo de alargar la cuarentena.
Cuarto y último: Ante el reinicio de las actividades productivas en el país y en nuestro estado, denominado “nueva normalidad”, es necesario que se formule un punto de acuerdo para exhortar a las autoridades sanitarias y gubernamentales a que aseguren la salud y la integridad física de todos los trabajadores y sus familias. Creo que a estas alturas muchos quintanarroenses quieren salir a trabajar por necesidad y las empresas también quieren reactivar sus actividades, pero que todo esto no sea acosta de un contagio masivo y mayor muerte de las familias. Vale.