Espacio Ciudadano de Quintana Roo Noticias del Estado de Quintana Roo
La gran cantidad de jóvenes que usan y abusan de sustancias psicoactivas, pueden producir lesiones en diferentes órganos y sistemas, muchas de estas, mortales.
Los riñones
El “éxtasis” puede producir fallo renal cuando la deshidratación y el aumento de la temperatura corporal que produce su abuso afectan a estos filtros del organismo.
Los huesos
Los esteroides, de los que abusan algunos atletas, pueden inhibir el crecimiento óseo.
Los inhalantes (¿recuerdan los niños del parque Colon que inhalaban el famoso cemento de zapateros?), afectan la médula del interior de los huesos. Eso que llamamos tuétano es donde se fabrica la sangre que da vida a nuestro organismo.
Piel
La llamada cara de pizza, los granos, el acné suele asociarse a las personas que usan esteroides.
Boca
Dientes descolorados, mal aliento, caries dentales etc. se asocian al abuso de la nicotina.
Los muchachos que están en “éxtasis” crujen los dientes al dormir y eso trae serias consecuencias en la dentina y el esmalte de la dentadura.
La llamada boca de metanfetamina es un cuadro desagradable en donde dientes y encías se pudren.
Nariz
El cartílago que separa ambos agujeros de la nariz se corroe, agrieta y termina perforándose. Recuerden el sangrado por la nariz de Al Pacino en la película «Caracortada».
Corazón
Los esteroides se asocian a derrame cerebral.
La cocaína, a infarto cardiaco.
El éxtasis, a arritmias cardiacas.
Los pulmones
Una capa pegajosa que recuerda al alquitrán cubre los pulmones de los abusadores de nicotina e inhalantes. Todo lo que se inhala por nariz como algunos opiáceos, compite con el oxígeno en los pulmones y va reduciendo su capacidad.
Hígado
Se ha demostrado asociación entre abuso de esteroides y tumores hepáticos.
Sistema inmunológico
Se ha demostrado que usuarios de drogas mediante inyecciones -llámese heroína u otra-, son propensos a la transmisión del VIH y a la disminución de las defensas corporales, de ahí que muchos mueren por cuadros de neumonía.
No pretendo asustar a nadie, sino que este artículo sea recortado y puesto en los murales de cada recinto escolar y que los profesores y padres se tomen cinco minutos en clase o en el hogar y conversen como un acto de psicoeducación sobre este tema.
