Por Rita G. Tun Noh
Integrante de Antorcha Magisterial en Quintana Roo
La pobreza no es consecuencia de la magia de un duende maligno o de las fuerzas de la naturaleza, sino es la consecuencia de situaciones de injusticia y de problemas estructurales causados por prácticas y decisiones humanas, que pueden y deben ser modificadas en atención a los derechos irrenunciables que todo ser humano posee.
Quintana Roo es uno de los estados de la República Mexicana donde hay más derrama económica y que se reparte en todo el país, también donde se encuentran los lugares turísticos más hermosos para visitar en todos los municipios, pero también se encuentra en situación de vulnerabilidad por la pobreza. El pueblo desaprueba al gobierno de Carlos Joaquín, porque no ha hecho nada por el estado y por la presunción del desvío de recursos, pobreza, desempleo, altas cifras de inseguridad y delincuencia.
Esa es la realidad que vivimos en nuestro estado, por eso los ciudadanos protestamos, pero el pueblo ha sido ignorado por el gobierno del presunto cambio que como dije, ha incumplido. Los ciudadanos hemos sido olvidados por el Gobernador que faltó a su palabra, a sus promesas para el mejoramiento de las condiciones de las colonias de escasos recursos y con la nula oportunidad de mejorar los servicios básicos de las mismas.
Así, el Estado no sólo viola el derecho a la vida cuando se incrementa la violencia y salen a matar en las calles , sino también cuando nada ha realizado, o lo ha hecho en forma insuficiente o inadecuada para generar las condiciones para que las personas puedan vivir y desarrollarse, en su contexto familiar o comunitario, con todos los recursos materiales y simbólicos necesarios.
Este desarrollo argumentativo impactó en clave de derechos, dado que éstos generan no sólo obligaciones de no intervención, sino también obligaciones de hacer. Y el hacer valer realmente una vida digna y propia de las personas.