Por Daniel Osorio García
Estamos a menos de una semana para la elección local en seis Estados de la República. Los candidatos de los diferentes partidos y coaliciones han trabajado para convencer al electorado de que ellos son “los mejores”. Así que, todos los ciudadanos en edad de votar de estas entidades, están llamados a cumplir con su deber cívico el próximo 5 de junio.
Según muestran encuestas recopiladas por el Colegio de Especialistas en Demoscopia y Encuestas (CEDE) y de Demoscopia Digital, en Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, hay una ventaja significativa para el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que, en Aguascalientes y Durango, el panorama no lo beneficia. Si Morena gana estas cuatro entidades en comento, alcanzaría un total de 21 gobiernos estatales. Pero quienes tienen la última palabra es el electorado, a última hora, todo puede cambiar.
A mí en lo personal, me interesa dar mi punto de vista en torno a la elección para gobierno del estado de Quintana Roo a fin de que mis compañeros antorchistas de la entidad y mis posibles lectores, sepan cuál es nuestra opinión y nuestra postura en este proceso electoral venidero. Veamos.
Los antorchistas hasta hoy en día no tenemos partido político al cual pertenezcamos, si bien es cierto que de manera nacional nos hemos identificado con el PRI, este instituto político en Quintana Roo, nunca nos tomó en cuenta como organización aliada, al contrario, mientras tuvieron el poder, no nos consideraron como parte de ellos. Ahora que ya han perdido su hegemonía, nos buscan, pero es demasiado tarde.
El Movimiento Antorchista o Antorcha Campesina, como se le conoce comúnmente, es una organización que tiene presencia en todo el país. Es política y económicamente independiente, no tenemos padrinos políticos como algunos de nuestros detractores dicen, pero que no han podido comprobar. Nuestra independencia política y económica nos da la autoridad moral para exigir a las autoridades del nivel que sea y del partido que sea, que cumpla con resolver las demandas elementales del pueblo que representamos.
El trabajo limpio y perseverante de los activistas antorchistas y el crecimiento de nuestros afiliados, es una prueba irrefutable que Antorcha es una organización que lucha porque en México haya una verdadera distribución de la riqueza nacional. A lo largo y ancho de la nación, somos una fuerza real que aglutina a más de dos millones y medio de antorchistas y en Quintana Roo, somos poco más de 32 mil. No tenemos enemigos personales, nuestro único enemigo al cual combatimos con todas nuestras fuerzas es la pobreza.
También quiero decir que, los compromisos que Antorcha hace con algunos candidatos en los tiempos electorales, como es el caso, siempre son con el objetivo de que se resuelvan las necesidades elementales de la gente que representamos, jamás como botín político para los dirigentes. Somos una organización limpia y trabajadora que de manera nacional ya cumplimos 48 años de existencia y 22 años trabajando con el pueblo quintanarroense.
A los antorchistas nos queda claro que hay mucho por hacer, que hay que educar y politizar, sobre todo, a la clase trabajadora tanto del campo como de la ciudad, para que cobren conciencia de su importancia en este país. Que no se conformen con migajas que el gobierno les da, ni mucho menos se dejen llevar por “los cantos de sirena” del actual Gobierno federal.
Sé que en un inicio, la mayoría de los que votaron por el actual Presidente de la República, lo hicieron porque estaban hartos de los problemas que se vivían en el país, la desesperación los llevó a darle la confianza a Andrés Manuel López Obrador, pero, sin tener que ser un experto analista o un politólogo de alto vuelo, vemos cómo el país saltó como coloquialmente se dice, de “la sartén a la lumbre”.
En estos casi cuatro años del Gobierno federal, todos hemos sido testigos de la crisis económica, de la grave situación de seguridad, los asesinatos a periodistas, los feminicidios, la corrupción de altos funcionarios a su máxima expresión, la falta de un verdadero sistema de salud, la política herrada en la educación, falta de obras públicas y un largo etcétera. Quien crea que lo aquí dicho son calumnias, es porque no vive en México o es fanático de la “Cuarta Transformación”.
Por otro lado, si volteamos a ver cómo deja las cosas el gobierno saliente de Carlos Joaquín en Quintana Roo, este gobierno de “la alternancia” que le quita el poder al PRI, quien gobernó desde la fundación de Quintana Roo como Estado en 1974 hasta el 2016 cuando la alianza PAN-PRD se alza con la victoria. Vemos un Estado con muchos problemas, donde el crimen organizado y la delincuencia común han avanzado a pasos agigantados, un campo totalmente olvidado, los cinturones de miseria en las grandes ciudades como Cancún, Playa del Carmen y Chetumal son peores que cuando Carlos Joaquín tomó el poder, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Es decir, el cambio de partido o de color en el poder no soluciona realmente el grave problema que vivimos en México ni en Quintana Roo, las pruebas están a la vista. Entonces, ¿cuál es la salida? ¿Qué debemos hacer? En mi opinión, para que haya mejores condiciones de vida para todos, hay que cambiar el modelo económico por uno que distribuya la riqueza generada por todos de una manera más equitativa. Para ello, también hay que cambiar la clase política que hoy gobierna, porque son más de lo mismo, ya lo hemos visto desde el año 2000 cuando Vicente Fox gobernó el país.
Por eso, compañeros y amigos, Antorcha se prepara cada día, educando y politizando al pueblo de México para que, llegado el momento, de allí salga esa clase política que el país necesita para cambiar de rumbo. Mientras tanto, mientras llegue ese momento, nuestra fuerza política estará con el partido, coalición, candidata o candidato que se comprometa a resolver las demandas de la gente que representamos. Vale.