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¿Qué esperamos los quintanarroenses de la XVII Legislatura del Congreso local?

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Por Daniel Osorio García
 
Como dice el adagio popular “no hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue”, y es que, después de las elecciones del pasado 5 de junio, en el caso de Quintana Roo, se eligió la nueva legislatura local y el nuevo Gobierno del Estado. El sábado 3 del presente, en el Congreso estatal rindieron protesta los nuevos diputados que integrarán la XVII Legislatura que tendrá una duración de 2 años.
Para ubicarnos un poco en el panorama histórico del Congreso del Estado, de manera muy apretada quiero decir que, el Congreso de Quintana Roo es relativamente joven porque se originó con la creación del Estado el 8 de octubre de 1974, siendo el primer electo el 10 de noviembre de ese año con carácter de constituyente y entrando en funciones el día 25 del mismo, posteriormente fue elegida la I Legislatura; actualmente se encuentra, como dije más arriba, en ejercicio la XVII Legislatura.
Este órgano, depositario del poder Legislativo del Estado, estableció en su legislatura Constituyente que se integrara con siete Diputados Propietarios y sus respectivos suplentes, debiendo quedar instalada el 25 de noviembre de 1974. Hoy día, se integra por un total de 25 diputados, siendo 15 electos por mayoría relativa en cada uno de los 15 distritos electorales uninominales en los que se divide la entidad, y 10 son electos por el principio de representación proporcional mediante un sistema de listas registradas por los partidos políticos.
Al paso del tiempo, este órgano legislativo estatal, sobre todo en la XV y XVI legislatura han identificado al Congreso local como uno de los más caros del país. Según el Informe Legislativo 2022 elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en donde se refleja que, cada congresista anualmente recibe 19.4 millones de pesos, superando por mucho la media nacional que es de 12.5 millones de pesos por diputado, es decir, el costo per cápita es de 113.9 pesos por cada ciudadano. Pero no sólo eso, el IMCO reveló que, aunque el estado de Quintana Roo asigna mucho presupuesto a los diputados, estos no cumplen con sus funciones.
Por su parte el Censo Nacional de Poderes Legislativos 2021 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ubicó al Congreso de Quintana Roo en el top 10 nacional de las instituciones más caras del país, con 469.2 millones de pesos y el peor órgano con decretos aprobados y publicados. Según el IMCO en el 2020 cada uno de los 25 diputados de la XVI Legislatura de Quintana Roo durante el 2020 obtuvieron ganancias netas de 19 millones 917 pesos. En el 2019 fue la segunda ocasión que el Congreso apareció entre los más caros del país en los estudios del IMCO ya que cada diputado recibió 18 millones 724 mil 338 pesos.
Como podemos ver, el Congreso quintanarroense ha sido uno de los más caros del país por varios años consecutivos, pero el problema fundamental es que el ingreso que reciben producto de los impuestos de los ciudadanos, no coinciden con el desempeño de los diputados porque todos sabemos del mal trabajo de este órgano.
Los diputados de la XVI legislatura en su mayoría morenitas y aliados, que debieron haber hecho un mejor trabajo y demostrar a los quintanarroenses un cambio para bien, con una nueva forma de legislar, haciendo honor al “cambio verdadero” producto de la autodenominada “Cuarta Transformación” (4T), esto no ocurrió, no hicieron caso al Presidente de la República que predica la “austeridad republicana”, al contrario, como pudimos ver, no sólo se sirvieron con la cuchara grande, sino que se convirtieron en paleros del Gobierno del Estado, dejando muy lejos la encomienda de representar a los ciudadanos quintanarroenses y vigilar por sus intereses. Todo fue más de lo mismo.
Entonces, ¿qué esperamos de la XVII Legislatura? Como todo ciudadano que aspira a una vida mejor, esperamos estar bien representados por legisladores que conozcan los problemas del pueblo, sean sensibles a ellos, que busquen todos los medios para hacerse escuchar y que, como consecuencia de su trabajo, haya mejores condiciones para el pueblo que representan, pero esto no ocurre, los diputados sólo buscan sus intereses personales y de grupos o partidos. Usan a los ciudadanos como trampolín político para ir escalando puestos que sólo le sirven para un mejor “estatus” personal.
La XVII Legislatura a su inicio, ya presentó algunas fisuras que nos indicaron que empieza con el pie izquierdo; tan sólo el día de la toma de protesta no se presentó la diputada morenista Maribel Villegas quien dijo, una hora antes en rueda de prensa, que estaba “esperando una mejor oferta” de la futura administración estatal o, por ejemplo, a menos de 48 horas de tomar protesta la diputada Diana Laura Nava Verdejo del partido MAS, solicitó licencia temporal para separarse del cargo como diputada local de la actual legislatura, lo cual refuerza lo que digo, que la mayoría de los diputados sólo buscan sus intereses y de grupos.
Los ciudadanos quintanarroenses lejos de conformarnos con tener un Congreso con diputados que sólo están a disposición de sus partidos o del Ejecutivo estatal, debemos organizarnos para exigir que cumplan con su compromiso de un verdadero órgano de representación, de ser la voz del pueblo y que trabajen para beneficio de éste, de otra manera, no nos sorprendamos que sigamos teniendo más de lo mismo, pero de diferente color. Vale.

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