Cerca de 700 personas originarias de Guatemala, entre niños, mujeres y adultos mayores, se encuentran en precarias condiciones bajo carpas mal colocadas por ellos mismos en terrenos cercanos a la localidad de El Desengaño, perteneciente a Candelaria, luego de que fueran desplazadas de sus tierras por parte de efectivos de la Policía Nacional Civil y del ejército guatemalteco.
Este grupo de personas habitaban en la comunidad de San Andrés en Laguna Larga, municipio de La Libertad en Petén Guatemala, y fueron desplazados a partir de una orden de desalojo emitida por un juzgado de Petén, donde el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) argumentó como pretexto la conservación de la biosfera, pero se niega y entorpece cualquier proceso o alternativa que resuelva el reconocimiento de la población que habita dentro de la Laguna Larga, la Sierra Lacandona y la Laguna del Tigre.
Luego de estas acciones, las personas desalojadas caminaron varios kilómetros de selva hasta llegar al poblado más próximo ubicado ya en lado mexicano, donde se han colocado al menos unas 35 carpas mal instaladas, donde se reporta una situación de crisis médico-humanitaria, con niños y niñas que presentan enfermedades gastrointestinales y cutáneas, donde no cuentan con alimentos y medicinas necesarias.
A pesar de todo esto, las autoridades federales impiden a las personas acudir al poblado más próximo bajo amenazas de deportarles, quedándose a 7 kilómetros del ejido El Desengaño, Candelaria.
En ese lugar han recibido la visita de organizaciones locales, así como de una comitiva del gobierno mexicano y del Alto Comisionado de Naciones Unidad para los Refugiados (Acnur), quienes ya sabían que llegarían a ese lugar.