Por Daniel Osorio García Dirigente del Movimiento Antorchista de Quintana Roo
El pasado viernes 7 de enero el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) decretó el inicio del proceso electoral 2022 mediante el cual se renovará la gubernatura y la XVI legislatura del Congreso del Estado. Los quintanarroenses debemos cumplir con nuestro deber cívico de acudir a las urnas por sexta vez en 6 años consecutivos. La elección local será histórica porque las autoridades electorales han informado que el periodo de campaña se redujo de 90 a 60 días, el periodo de la gubernatura a 5 años y de las diputaciones locales a 2 años.
Desde el primer minuto que el Ieqroo decretó el inicio del proceso electoral, como era de esperarse, los diferentes partidos políticos que ya de por sí venían “trabajando” en su proceso de selección de candidato, iniciaron de manera formal sus procesos de precampaña, ¡al mero estilo mexicano! “El fuego amigo” en la selección de candidatos de los diferentes partidos y alianzas no se hizo esperar; aparecieron los “periodicazos” o las publicaciones en las “benditas redes sociales” sobre sus relaciones delictuosas, sobre su “enriquecimiento ilícito”, sobre sus negocios turbios, pasados y presentes ¡Una verdadera guerra sucia!
Si usted amable lector no cree lo que digo, basta con dar un vistazo al proceso de elección interna de cada uno de los partidos o alianza de mayor relevancia para que se dé cuenta, que la guerra sucia no es ni siquiera entre partidos antagónicos, sino que inicia desde el seno de los mismos partidos. Se agarran como perros y gatos para lograr ser el “designado” por su partido para competir en los puestos de elección popular y, si para ello, hay que hablar pestes y denostar a su “hermano de lucha” lo hacen. Pero eso no nos asusta, siempre ha pasado.
A estas alturas, después de todo su “show” mediático, las dos coaliciones o alianzas que se lograron concretar: PAN-PRD-Confianza por Quintana Roo (CQ) y la de Morena-PT-PVEM-Fuerza por México (FM), ya decidieron quién será su designada a competir en las próximas elecciones para la gubernatura. Mientras el PRI, que en las elecciones de 2021 fue en alianza con el PAN-PRD, ahora competirá solo.
El Movimiento Ciudadano (MC) que, al no tener cuadros para postular al Gobierno del Estado, esperó que los demás partidos terminaran su proceso de elección de candidato para luego, lanzar la red a los inconformes y de allí, el que sea, postular a su candidato que los represente. Al parecer, por lo que leí en la prensa en días anteriores, su virtual candidato será el actor Roberto Palazuelos, quien perseguía la candidatura por la alianza PAN-PRD-CQ.
Quintana Roo es un pastel muy apetitoso para los actores políticos que se rasgan las vestiduras por tener “el honor” de “servir” al nuevo próspero y rico Estado que hoy día, tiene como principal actividad productiva el sector comercio, hotelero y restaurantero, cuya aportación al Producto Interno Bruto (PIB) es superior al 85 por ciento. Si bien es cierto, en estos momentos, el turismo se encuentra afectado por la variante Ómicron de la Covid-19, Quintana Roo no deja de ser un apetitoso pastel para los políticos.
Es cierto que el PRI perdió el poder en el 2016 después de 42 años en el Gobierno del Estado porque se había convertido en un partido insensible a las necesidades del pueblo y éste, inconforme y cansado, decidió cambiar de color; fue por eso que, en su lugar, quedó la alianza PAN-PRD que encabezó Carlos Joaquín. Claro está que, en ese entonces, esa era la única opción, no había otro competidor como ahora sí lo hay.
Después de que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganara en el 2018 la elección federal, Morena se convirtió en el partido oficial (como lo era antes el PRI), por lo que de manera “mágica”, la mayoría de políticos del color que sea, pero sobre todo priístas, se pasan al lado oficialista. Estos políticos, cambian de bando, no porque realmente les interese mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, sino porque que allí disfrutarán las mieles del poder y rápidamente mejorará su suerte. Los morenistas están confiados que el “arrastre” del presidente López Obrador, es suficiente para que ganen sin complicaciones las elecciones en Quintana Roo.
Si bien es cierto que en el 2021 ganaron la mayoría de las presidencias municipales y todos los distritos federales, también hay que decir, que los tres municipios que gobernaron en el periodo 2018-2021, fueron de los peores del país. En encuesta realizada el año pasado por la empresa Mitofsky, sobre los alcaldes de México, se percibió con claridad la inconformidad que los quintanarroenses sentían por sus autoridades, claro ejemplo fueron la alcaldesa morenista de Benito Juárez, Mara Lezama, y la exalcaldesa de Solidaridad, Laura Beristain, quienes tan sólo lograron una aprobación ciudadana de 26.1 por ciento y 20.3 por ciento, respectivamente, cuando la media nacional, esa que dice que estás entre lo aceptable, es de 45.7 por ciento.
El exalcalde morenista, Otoniel Segovia de Othón P. Blanco, fue un completo caos. No hubo obra pública, la corrupción fue pan de cada día, desvío de recursos y tráfico de influencias, se denunciaron moches, piquetes de ojo para la asignación de obras, entre muchas lindezas más. Pero de todos modos la suerte les sonrió y la ciudadanía volvió a creer en ellos, por eso ganaron las elecciones pasadas, pero que no se confíen, porque como dice el refrán popular “tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe”.
Creo que todo está “preparado” para que Morena gane la gubernatura del Estado, porque la alianza PAN-PRD, no tiene el empuje que tuvo en el 2016, al contrario, están desprestigiados por el mal trabajo que ha hecho el actual Gobierno estatal. Los datos están a la vista. El PRI por su parte, no tiene muchas opciones porque su pasado lo corroe, el MC no tiene cuadros y el “Diamante Negro”, en mi opinión, no es el que necesita el Estado para gobernar.
Si realmente los partidos políticos de oposición quisieran evitar que el Estado quedara en manos del partido marrón, que ha demostrado que no sabe gobernar, lo mejor sería, una gran alianza y sumar esfuerzos, así como votos para evitar la llegada de Morena a la gubernatura. Pero su ambición de poder pudo más que su convicción de lucha y de trabajo y se pulverizaron, dejando el camino libre a Morena.
Es necesario que, no solo en Quintana Roo, sino en todo el país haya una nueva clase política, preparada, capaz, clara en sus objetivos, que no sigan sus intereses personales o de grupo para que nos gobierne bien y no para seguirnos sangrando. Eso nos permitirá convertirnos en un país verdaderamente competitivo donde haya una distribución más equitativa de la riqueza nacional. No necesitamos cambiar de partido como si cambiáramos de calcetín, sino de clase política.
Finalmente, llamo a todos mis compañeros antorchistas a que nos mantengamos firmes, unidos y organizados, a que esperemos la dirección siempre atinada de nuestra querida organización y que, por ahora, solo entreguemos nuestro voto a las y los candidatos que se hagan compromisos serios de resolver las necesidades elementales de nuestros pueblos y colonias. Sigámonos preparando para que, en un futuro no muy lejano, podamos ser esa clase política diferente que el país necesita y competir por puestos de elección popular para demostrar que Antorcha si sabe gobernar. Vale.