Por Juan Carlos Pool Contreras
Sobre Quintana Roo se cierne un manto de inseguridad. Hoy son más los ciudadanos que consideran que vivir en su entorno más cercano, colonia o localidad, es inseguro, lo que no es nuevo son las promesas y palabrerías que la situación cambiaría, que ahora sí se trabajaría y se realizaría lo necesario para abatir los males que aquejan a las familias quintanarroenses. Precisamente esta omisión coloca a nuestro Estado con la mayor percepción de inseguridad a nivel nacional, con el 71.9 por ciento, le sigue Guerrero con 65 por ciento y San Luis Potosí, 64.7 por ciento, según la encuestadora Massive Caller, en su estudio demoscópico de julio del 2023.
De enero a junio del 2022, el 80 por ciento de la población encuestada en Cancún dijo sentirse insegura, mientras que, para el mismo periodo de este año, el porcentaje creció a 83 por ciento. En el caso de Chetumal, capital del Estado, en 2022, 64.40 por ciento de los habitantes se asumió inseguro, contra el 64.20 por ciento de 2023. La media nacional sobre percepción de seguridad en lo que va de este año es de 62 por ciento, lo que significa que Cancún rebaza por mucho la percepción de inseguridad en el país, con base en los datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Como es del conocimiento público, muchos turistas locales, nacionales y extranjeros se encuentran de vacaciones en Quintana Roo y aunque el gobierno del Estado anunció una estrategia de seguridad para salvaguardar a las personas en este período vacacional, los homicidios se han hecho presentes en los destinos recreativos, tanto en la zona de playas como en las colonias donde habita la población y trabajadores del sector turístico.
Los quintanarroenses además de ser víctimas de homicidio, lo son también en secuestros, robos, fraudes, son violentados y lesionados; el pueblo ya no puede seguir viviendo en esta situación, pero sobre todo no puede seguir esperanzado en esas promesas de campaña, pues hoy vemos que no se han cumplido y que lo más probable es que no se cumplan, lo cual es alarmante, al no combatir la inseguridad, esto ha permitido que ésta aumente; es de lamentar que cada vez sean más los quintanarroenses afectados por esta situación, y, como siempre, es el pueblo trabajador el que termina afectado por las inacciones o las acciones mal ejecutadas del gobierno.
Hace poco, el gobierno del Estado celebró, con mucho alboroto y ruido, la inversión histórica de dos mil millones de pesos para la adquisición de nuevos vehículos, chalecos balísticos y hasta un helicóptero, entregados a la Secretaría de Seguridad Ciudadana, y ya empoderada la mandataria dijo que al actual gobierno en Quintana Roo «no le tiembla la mano» y que tiene «muchos pantalones para combatir a la delincuencia”, que cuenta con voluntad, capacidad y compromiso para trabajar en la construcción de la seguridad en la entidad, agregó que: «sin corrupción los recursos públicos alcanzan y se emplean donde más se necesitan», sin embargo los amantes del crimen siguen haciendo de las suyas a plena luz del día, como si nada pasara, además en las colonias populares y comunidades marginadas aún retumba el gripo de auxilio porque persisten las carencias de obra social y servicios básicos.
Grosso modo, no sólo se necesita de la entrega de nuevas patrullas o de uniformes, se necesita también de policías más preparados, bien remunerados, capacitados y sobre todo honestos, -aquí es donde la puerca torció el rabo-, también se necesita de un programa que sí se pueda poner en marcha con acciones en concreto y realizables, de personas capacitadas en el tema al frente de las instancias encargadas de brindar y ejecutar las acciones para mejorar la seguridad en todo el territorio estatal, pero sobre todo se necesita que aquellos se sientan realmente comprometidos con su tarea, que cumplan con su función de brindarle las condiciones y seguridad que tanto se merecen los quintanarroenses.
Sobre las afirmaciones vertidas por el gobierno “del combate sin tregua a la inseguridad” y que he citado con antelación, contrario a los discursos oficiales, cargados de promesas incumplidas; el pueblo trabajador sí tiene bien sujeto los pantalones porque entre su miseria, hambre y abandono, ha sabido salir adelante, ha luchado con dignidad y valentía para que en la mesa del hogar haya lo indispensable para que la familia sobreviva, sin embargo, la lucha organizada es la única arma que tiene el pueblo, de caminar en una sola dirección para hacer valer nuestra voz y resolver nuestras más sentidas necesidades.
Mientras no se combata la pobreza, la inseguridad y con los demás males que de ésta se desprende, los quintanarroenses seguirán en la incertidumbre de la inseguridad; hay una creciente crisis de violencia que se padece en las ciudades de la entidad y regiones del país, las cuales están controladas por los grupos delictivos, es necesario que estudiemos, que nos interesemos en saber qué es lo que pasa en nuestro Estado, país y en el mundo y cómo todo lo que pasa a nuestro alrededor nos afecta de una u otra manera y ese conocimiento debemos transmitirlo, así realizar una lucha con más claridad, unidad y que nos lleve a cambiar la forma en la que vivimos. Mientras esto no ocurra seguiremos lamentándolo.