Por Daniel Osorio García
Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista de Quintana Roo
El pasado domingo 17 de abril, se discutió la iniciativa de reforma eléctrica 2022, propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador en la Cámara de Diputados. Ésta era una de las prioridades del mandatario para la segunda mitad de su sexenio. La reforma eléctrica buscó modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, además de agregar una serie de artículos transitorios. El objetivo era derogar la reforma energética de 2013, propuesta por el expresidente Enrique Peña Nieto que abrió el sector de la generación a la inversión privada.
Según la visión del presidente López Obrador, la ley de hace nueve años no beneficia al país ni a los mexicanos, pues otorga mayores beneficios a las empresas particulares y extranjeras. Por este motivo, el Gobierno de la 4T propuso la iniciativa de la reforma eléctrica, la cual pretendía favorecer a las plantas estatales de generación eléctrica para ser autosuficientes, y dejar en un segundo lugar las energías de los particulares, aunque sean más limpias y baratas. Además, el Gobierno proponía cancelar todos los contratos firmados por las empresas energéticas, a quienes López Obrador ha acusado de “no querer dejar de robar”.
Mientras el Gobierno de López Obrador, Morena y su 4T insistían en la necesidad de fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), organizaciones ambientalistas denunciaron que la reforma traería mayor contaminación -un incremento de emisiones de CO² de entre un 26 y un 65 por ciento, según el Laboratorio Nacional de Energías Renovables de EE.UU.
Por otro lado, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), nos indicó que, de ser aprobada esta iniciativa, las tarifas de electricidad incrementarían 17 por ciento para los hogares y 150 por ciento para las empresas. Además, la reforma dañaría las finanzas públicas, al atentar contra la sustentabilidad ambiental e ir en contra de los acuerdos internacionales.
Estos mismos empresarios alertaron que esta reforma destruiría el mercado eléctrico nacional y afectaría la cadena de valor del sector energético con la eliminación de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), al invertir el despacho eléctrico privilegiando a las plantas de la CFE por encima de las energías limpias y baratas. Es decir, la CFE tendría a su cargo la responsabilidad del sistema eléctrico nacional.
Es importante recordar que, al buscar un cambio en la Constitución, en este caso, para aprobar la reforma eléctrica en México, se requería mayoría calificada, es decir, tres cuartas partes de los asistentes al pleno, de forma que Morena y sus aliados, el PT y el PVEM, requerían votos de la oposición.
Pero la oposición cerró filas y en la votación del domingo pasado se registraron 223 votos en contra y 275 a favor, frente a los 334 necesarios. El rechazo de la reforma eléctrica por parte de los legisladores de oposición, que, dicho sea de paso, es la primera vez que cierran filas, resulta ser la primer gran derrota parlamentaria de López Obrador desde que llegó al poder en 2018.
Considero que el rechazo a la reforma eléctrica por parte de los legisladores de oposición es lo mejor para México, porque si bien es cierto que la CFE es formalmente una empresa productiva del Estado, es evidente que cada vez es menos eficiente y año con año suma más perdidas, según los especialistas en la materia, tan solo el año pasado registró una pérdida de más de 95 mil millones de pesos.
La CFE no es una empresa de clase mundial, ni está a la altura de las exigencias de México, con las energías fósiles y contaminantes se insiste en regresar a México 50 años al pasado, y los mexicanos, no sólo necesitamos energías limpias y efectivas, sino una mejor calidad de vida.
Los antorchistas siempre hemos dicho que una oposición fisurada y sin rumbo no podría frenar los excesos del actual Gobierno de la República y de su partido Morena, por eso es necesario unirse, luchar por mejorar las condiciones de vida de nuestro país. Con la unidad que mostraron los legisladores de oposición para votar en contra de la reforma eléctrica, defendiendo a nuestra patria, es una muestra palpable de que las cosas pueden mejorar para nuestro país, con la condición de que luche unidos y organizados.