Vía crucis de Antorchistas no acaba tras dos meses y medio de plantón; Alexander Zetina se lava las manos y hace oídos sordos.
BACALAR 14 DE ABRIL.-Al estilo de un emperador el presidente municipal de Bacalar Alexander Zetina Aguiluz se lava las manos y hace oídos sordos a los reclamos y peticiones de más de mil 117 campesinos que están en plantón desde hace dos meses y medio ya que decidieron plantarse el día primero de febrero porque fueron excluidos del pago de siniestro que se dio en el mes de Febrero, mediante el pago de mil pesos que se otorgó a campesinos del décimo municipio como un acuerdo de la aseguradora y el gobierno del Estado; donde sin embargo a campesinos de las 57 comunidades que pertenecen a la organización de Antorcha campesina los excluyeron por el municipio.
Desde entonces los campesinos Antorchistas llevan un largo y terrible viacrucis que no acaba ante la insensibilidad del edil, quien no ha querido dar la cara y que incluso abandono sus funciones en el palacio municipal ubicado en la Avenida cinco y habilito otras oficinas en el mirador Norte donde ahora despacha, lo cual ha creado confusión entre las personas de comunidades rurales que a diario acuden para algún apoyo o tramite ya que por desconocimiento solo acuden al palacio donde tampoco las secretarias les dan razón alguna.
Ante represalia del secretario general del gobierno de Alexander en contra de la libre organización campesina y de tratar de desestabilizar a los manifestantes quienes aseguran el propio Guillermo Tun Ruiz les ha dicho “váyanse a sus casas que no van a lograr nada” , lejos de desanimarlos el día cinco de Abril los campesinos de las 57 comunidades demostraron tener musculo con marcha multitudinaria donde participaron alrededor de dos mil campesinos de la zona rural quienes recorrieron las principales calles y Avenidas del pueblo mágico ante la mirada de asombro y desconcierto de turistas y habitantes de Bacalar.
Mientras los campesinos en plantón luchan por un pedacito de tierra y su pago de siniestro así como algunas obras sociales que piden para sus comunidades, la opulencia rampante y grosera del edil quien empoderado por su cargo abre más negocios de venta de cerveza que es lo que más dividendos le deja y edifica más construcciones en su ego de terrateniente, en contraste a la pobreza de sus gobernados quienes solo piden un lugar digno para vivir como lo marca la constitución política del país que es derecho que por ley los gobernantes deben cumplir, haciendo valer los derechos del pueblo a tener una vida digna.