Bacalar, Quintana Roo.- “Ante el venidero proceso electoral, en la que será electo el nuevo gobernador o gobernadora de Quintana Roo y diputados locales, no queremos ser botín de esos políticos, de los candidatos, que cada tres o seis años visitan las colonias y poblados más pobres de la entidad sólo con la intención de apoderarse de los votos de sus pobladores, ofreciendo solucionar las carencias que tienen, pero que al llegar al poder se les olvida lo que ofrecieron y faltan a su palabra”, sentenció Amado Ku Cocom, de la comunidad de Divorciados del municipio de Bacalar.
“Es una amarga realidad que cada tres años viven las familias del sur del Estado de Quintana Roo, quienes se ilusionan cuando llega uno de esos políticos, que aspiran a dirigir los destinos de nuestra entidad o de alguno de los municipios, les prometen hasta las perlas de la Virgen, que les rehabilitarán sus calles, que los ayudarán para conseguir sus títulos de propiedad, que tendrán mejores servicios públicos, alumbrado, seguridad, agua potable, pero todo eso queda en promesas cuando llegan al poder”.
Pero los tiempos cambian –agregó–, hoy los campesinos ya no se dejan engañar por los falsos Mesías que llegan y ofrecen de todo, que aseguran acabarán con los males que sufren desde hace muchos años, que afirman que harán de todo para que la pobreza se acabe, pero todo sigue igual, no hay transformación de nada.
Por el contrario –dijo–, la desilusión de nuevos y mejores gobiernos es cada vez más fuerte, con el paso del tiempo los hombres del campo, las familias más pobres, constatan que su situación no cambia y por el contrario su pobreza se recrudece, que los pocos ingresos que consiguen no les da para adquirir los alimentos que sus familias requieren.
Esa es la realidad que enfrentan los campesinos del sur de Quintana Roo, que cifraron sus esperanzas de desarrollo en el nuevo gobierno llamado Cuarta Transformación y hoy están en el olvido, sin apoyos de ningún tipo, con serias dificultades para hacer producir el campo y condenados a seguir en la pobreza.
Por ello es el llamado a quienes aspiran a cargos de elección popular para no jugar con la necesidad de los habitantes, para que no tomen como botín a los hombres del campo, a las amas de casa, a los estudiantes, a los obreros, a todos aquellos que hoy enfrentan serias dificultades de supervivencia por la falta de empleo, pero que confían en que en el proceso electoral podrán elegir a quienes verdaderamente palpen la crisis que miles de familias padecen y trabajen para sacarlas de ahí.