Por Juan Carlos Pool Contreras
Responsable de prensa del Movimiento Antorchista en Quintana Roo
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, fue elegido con la promesa de acelerar el crecimiento y la prosperidad; y de cambiar radicalmente el rostro de México, es decir, brindarle una vida mejor a los cerca de 90 millones de mexicanos que viven en la pobreza y desigualdad social. Así pues, López Obrador se jacta de que su administración es la “Cuarta Transformación” de México, como otro momento decisivo de la historia del país después de los periodos de la Guerra de Independencia y Reforma del siglo XIX y la Revolución de principios del XX.
Quizá López Obrador sea un “buen historiador”, pero es un mal gobernante y en economía ni se diga, para muestra un botón, en el 2019 la CEPAL ajustó sus expectativas de crecimiento a 0 por ciento, no se superó el 1.7 por ciento del 2018; para 2020 se alcanzaría, 1.3 por ciento, quedamos muy lejos de un crecimiento anual del 6 por ciento, tal como nos prometió el presidente López Obrador. Sin duda, fue un año sin crecimiento ni prosperidad.
La administración de López Obrador está a escasos seis meses de cumplir el segundo año, aun así, el presidente de la 4T sigue empecinado en asegurar que si aún existe estancamiento y miseria en el país es porque los “conservadores”, “fifís”, “neoliberales”, “la mafia del poder” y ahora la “BOA”, han creado un plan para desestabilizar y frenar a como dé lugar los “logros” obtenidos. Pero ¿cuáles son esos logros que presumen a diestra y siniestra el presidente? Según él, su gobierno eliminó del poder la corrupción y sustituyó el sistema neoliberal por uno más justo, sin embargo, los pobres aún están a la espera de que la “Cuarta Transformación” empiece a dar resultados con la creación de empleos bien pagados, educación gratuita y de calidad, servicio médico universal, solo por mencionar algunos de muchas necesidades que padecen los trabajadores de México.
Hasta antes de la pandemia del coronavirus, nuestro país ya venía enfrentando una crisis económica severa y profunda, la emergencia sanitaria puso en evidencia las debilidades del presidente de la República: la enorme crisis del sistema de Salud de la que no hemos podido salir y lo peor, el estancamiento económico, estos datos pone en duda los proyectos de “reactivación económica” y las promesas de una “transformación revolucionaria”, como propuso López Obrador. En efecto, nos enfrentamos a una crisis terrible, pero las respuestas torpes y comportamientos erráticos sugiere que nuestro país se encamina hacia a un abismo sin fondo, así también lo pronostican varias instituciones como el Fondo Monetario Internacional, que afirma que, por la pandemia, nuestra economía se verá gravemente afectada pues provocará una contracción de 10.5 por ciento. El pronóstico del FMI, es el más drástico comparado con otros organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, y el Banco de México, que estiman que el PIB se contraerá un 7.5 por ciento, o la CEPAL que estima una caída de 6.5 por ciento, aun así, el panorama no es nada alentador, queda demostrado que los amuletos de AMLO y el caldo de pollo con chile picado del gobernador poblano Miguel Barbosa, no son la solución al problema.
Por lo anterior, es una obligación decir que el partido en el poder, en solo año y medio, ha demostrado incapacidad para gobernar, que la austeridad republicana y la “4T” no son más que un engaño, por lo que millones de mexicanos ya han perdido sus esperanzas en el lema “por el bien todos primeros los pobres”, miles de ciudadanos han salido a las calles a perseguir las caravanas de vehículos blindados y de lujo del Presidente para gritarle en su cara que es mentira que vamos “requetebién”, que es falso que se ha domado la pandemia y que hasta el momento los mexicanos siguen esperando la ayuda prometida para enfrentar la crisis de la pandemia.
Es menester recordar que Morena sostuvo que gobernaría con responsabilidad para sacar de la pobreza a los mexicanos; nada más falso. Chiapas y Tabasco están entre los estados con mayor rezago social a nivel nacional, en Veracruz existen aproximadamente 6.1 millones de pobres de una población aproximadamente de 8.1 millones de habitantes, además esta entidad se mantiene como la segunda más violenta e insegura de México. Suma y sigue, en Puebla, Miguel Barbosa es considerado como el peor gobernador de México, según encuestas. En síntesis, el lema “Juntos haremos historia” tuvo en sus manos la oportunidad de demostrar y ofrecerle a los mexicanos progreso y justicia social, derechos que por muchos años López Obrador exigió a los gobiernos que le antecedieron. Ahora que AMLO es un hombre con poder económico y político sigue con su política de “ténganme paciencia y confianza”, pero en momentos críticos como los que estamos viviendo se requieren acciones concretas y no rollos mareadores de los que todos ya estamos hasta el cansancio.
Los tropiezos y desatinos de López Obrador y su partido Morena nos deben poner a reflexionar a todos, pues la pobreza, marginación y carencias que padece la inmensa mayoría de la población aún sigue y no se ha hecho absolutamente nada para erradicarlo. Las circunstancias nos obligan, ahora sí, a tomar mejores decisiones. Como ya es del dominio público, se acercan las elecciones “intermedias” del 2021, y para ello se vuelve necesario crear un bloque de oposición conformado por obreros, campesinos, comerciantes y empresarios; amas de casa, profesionistas y estudiantes para unirnos y de manera democrática, evitar a toda costa que López Obrador continúe su control sobre los otros poderes de la nación, asimismo crear las condiciones para que el pueblo organizado conquiste el poder de la nación, solo así lograremos justicia y seguridad social.