Mara, la Candidata que Eligió a Chetumal y a los Menos Privilegiados

Arranques de Campaña que Proyectaron
las Diferencias que Hacen la Diferencia

Han pasado los días suficientes para revisar con elementos de juicio el modo en que cada campaña se ha comportado, desde su arranque mismo e incluso antes, en los días previos; y si queremos darle utilidad al voto hay que ser realistas y entender que hay tres proyectos en la batalla y otros dos que andan por ahí en plan de que, de perdido, lo que aparezca es bueno.

Las encuestas ofrecen una pista importante del tamaño del respaldo de cada aspirante y cada semana nos dicen más o menos lo mismo, que la candidata Mara Lezama marcha en caballo de hacienda y a trote ligero, mientras sus contendientes hacen el esfuerzo de alcanzarla.

Los arranques de campaña permiten de alguna forma entender el porqué de la tremenda disparidad en los apoyos medidos por las encuestadoras, porque no basta con empezar, sino que cuenta mucho cómo, cuándo y dónde empiezas.

Mara Lezama ganó sin duda el día. Se metió de lleno en los terrenos populares y populosos de la capital, donde vive la mayoría de la gente, la zona de los menos privilegiados, los que más reclamos tienen por hacer a todo lo que huela a gobierno, zona riesgosa para cualquier aspirante a la gubernatura, pero a la vez con mayores ganancias si se logra encajar, y por ahí fue la apuesta de la candidata de MORENA; lo importante más allá del fervor popular, es entender el ámbito en el que arrancó Mara Lezama su campaña, en las colonias populares, con la gente que menos oportunidades ha tenido para mejorar sus vidas, familias que viven al día y a veces con menos, llenos de reclamos pero también dispuestos a darle otro chance a la esperanza, siempre y cuando se les tome en cuenta, y precisamente por tomarles en cuenta, fue que decidieron llenar el lugar de arranque y mostrarle esa esperanza a la candidata que sí los eligió a pesar de los riesgos, y así decidieron que si esa candidata está con ellos y ellas, a su vez también estarán con ella.

José Luis Pech Varguez encabezaba una marcha que era mucho más animosa que su propio candidato, que parecía bastante tieso, desconcertado y también apostando por la clase media capitalina, los apellidos conocidos de la ciudad, y el añadido numérico de la estructura partidista, que de todas maneras no alcanzó para impresionar a nadie.