Por Daniel Osorio García
Las grandes obras, las grandes transformaciones, no las hacen sólo quienes aparecen en primer plano; las batallas no las ganan sólo los generales, las pelean y ganan los soldados, así es la fuerza del Movimiento Antorchista, cuyos integrantes, unidos, solidarios, ha sido la fuerza, la columna vertebral que le ha permitido emprender y resistir una lucha de más de 48 años contra un sistema que no hace justicia a los obreros, a los campesinos, a las amas de casa y a los estudiantes.
En días pasados, con motivo del II Aniversario luctuoso de Cristóbal Pilar Reyes, destacado antorchista que dedicó su vida a fortalecer administrativa y financieramente a la agrupación, el vocero nacional de la organización más grande y mejor estructurada de México, Homero Aguirre Enríquez, destacó las fortalezas que tiene el antorchismo, sus argumentos y razones, pero también su independencia financiera que le ha permitido hacer frente a los políticos poderosos y al injusto sistema que tiene sumidos en la miseria a millones de mexicanos.
Cuanta razón tienen las palabras de nuestro estimado compañero Homero quien como orador principal del evento dijo: “hay agrupaciones y partidos políticos que viven del financiamiento público, que viven de los impuestos que pagan los mexicanos, los que costean los dispendios de los políticos, de sus hijos, de sus amigos, y que se niegan a dejar el poder porque están acostumbrados a vivir del presupuesto». Y de acuerdo estamos cuando afirma que “para tener la lengua larga hay que ser independiente. Para plantarse frente a un gobernador y decirle lo que necesita la gente es necesario que ese mandatario no te pague para callarte el pico”.
Por eso la independencia económica del Movimiento Antorchista es de suma importancia. Y en este sentido se fomentan negocios, todos dentro del marco de la ley, para lograr la autonomía de agrupación y de opinión, para poder decir sin temor y sin condicionamientos las verdades que otros callan, las carencias que padece el pueblo, la pobreza que los margina y los lastima.
Esto, sin duda, se logra cuando todos los días cientos de activistas que están en la estructura de la organización, se levantan muy temprano a abrir la tienda, el súper, a atender el pequeño negocio impulsado por todos los miembros de Antorcha, de esta forma, estos héroes anónimos han contribuido para que Antorcha tenga independencia política y económica, esa libertad que nos permite exponer carencias y exigir soluciones, que nos permite exigir atención para los que menos tienen y, que se mejoren las condiciones para quienes generan la riqueza del país pero que irónicamente son los más pobres.
Esa independencia ha mantenido al Movimiento Antorchista en pie de lucha y con la frente en alto, a pesar de los ataques que en tropel le realizan sus adversarios, acusaciones infundadas que, como tales, no han logrado mellarlo y por el contrario lo han fortalecido ante los ojos de la sociedad, que ven cómo cada día Antorcha resiste los iracundos, furiosos y rabiosos ataques de diferentes políticos desde el más pequeño e insignificante hasta el Presidente de la República.
Mucho esfuerzo y sacrificio ha costado la lucha que Antorcha ha emprendido a lo largo de sus 48 años de existencia, y sin duda aún quedan muchos más para alcanzar el ideal, la meta de que haya igualdad, que la riqueza se reparta de manera equitativa entre todos y no quede sólo en manos de unos cuantos, de los amigos del Presidente de la República en turno.
Aunque se quiera maquillar, pintar, distraer con cortinas de humo, con cajas chinas y muchas otras argucias conocidas para distraer a la ciudadanía de lo que realmente ocurre en el país, es una triste y angustiante realidad que México está mal, que más del 70 por ciento de sus habitantes viven en pobreza laboral y millones en pobreza y pobreza extrema.
Hay datos duros que nos indican que México está mal y que si se sigue con la actual política del Gobierno federal las cosas se van a poner peor. Datos escalofriantes como: las más de 100 mil personas que han desaparecido sin que el gobierno tenga siquiera una pista de dónde están; datos que nos indican que por omisión y descuido somos el cuarto lugar mundial con más fallecimientos de Covid-19, con más de un millón de mexicanos; somos el primer país con más personas detenidas en la frontera, personas que intentan huir de la pobreza que hay en México, hartos de la mala forma de gobierno, de la fallida política que ha abandonado a los que menos tienen.
No olvidemos los más de 126 mil homicidios, cifra récord en toda la historia del país. Es un baño de sangre el que está sufriendo México y es la nación de todo el mundo donde más gente muere sin estar en guerra. Esa es la cruda realidad que vivimos todos los mexicanos pero que sufren en carne propia quienes han caído en las garras del crimen organizado, de las mafias, del narcotráfico, de los tratantes de blancas.
La mala forma de hacer gobierno, por no decir hacer desgobierno, ha llevado a nuestro México a las peores cifras de todo lo malo. No hay nada por reconocer, nada es destacable de manera positiva, porque incluso las obras icónicas del Gobierno federal están opacadas por los escándalos y señalamientos de desvíos de recursos, de corrupción, de realizarse incluso ignorando y pisoteando la ley como lo es el caso del Tren Maya, del que a pesar que se otorgó un amparo para no continuar la obra, al Presidente se le hizo fácil declararla obra de seguridad nacional para patear le legalidad que lo impedía.
Para nadie es un secreto, porque los órganos encargados de medirlo que son del propio gobierno, como lo es el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), afirman que durante los cuatro años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador la pobreza aumentó de 52 a 58 millones; de igual forma la pobreza extrema que sin duda se agravará por el aumento de los precios, porque la inflación toca el bolsillo de los ciudadanos y quien poco tiene poco puede comprar.
Estamos completamente de acuerdo con el Ing. Homero Aguirre Enríquez cuando dice que los apoyos en dinero o especie que entrega el gobierno de Andrés Manuel López Obrador están haciendo de los mexicanos «carne de votos».
La libertad de que goza el antorchismo permite decir la verdad sobre muchas cosas, como, por ejemplo, que las tarjetas que reparte el gobierno de López Obrador no cambiarán para nada las condiciones de vida de la gente humilde que la recibe. Son paliativos, pero no modifican la grave situación de la pobreza, no cambian el rostro de nuestra patria. Son recursos que se utilizan para asegurar votos y sobre todo, son apoyos electoreros.
El propósito de Antorcha es mirar al frente, pensar en los que vienen, trabajar arduamente por lograr un mejor país, porque no podemos dejarles a nuestros hijos, a nuestros nietos, a los bisnietos y a toda nuestra descendencia, un país con pobreza, violencia, migración, epidemia, depresión y más suicidios. Eso tiene que cambiar, esa es la transformación por la que el Movimiento Antorchista sigue de pie y de frente, sin flaquear ante los ataques de los que siempre se han privilegiado de ver a los mexicanos arrodillados y en la miseria.