Ismael es un niño que sus familiares de cariño le dicen Isma, hoy se levanto muy tempranito para ir a la escuela, mientras desayunaba, su mamá encendió la televisión para escuchar las noticias. Su mamá lo persignó dos veces cuando escuchó que en Siria estaban matando gente, que los niños eran los que sufrían más».
Hace unos días fue el cumpleaños de Isma y su papá le regaló una metralleta como esas que usan en las series que tanto le gusta ver todos los fines de semana. Antes de todo se debe educar para la paz… analizar, aprender del mundo y sembrar el futuro que sera de las nuevas generaciones.
De acuerdo con la ONU, el Día Mundial del Niño se conmemora oficialmente el 20 de noviembre, sin embargo esta organización sugirió a cada país elegir la fecha que mejor les convenga, así, en México, nuestro país, celebramos la infancia el 30 de abril.
Según los archivos de México, consta un acta exhibida en una notaría pública en Ciudad Victoria, Tamaulipas, México, que el día del niño fue instaurado el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz. Sin embargo, El 30 de abril de 1924 tras firmarse la “Declaración de Ginebra”, siendo presidente de la República Álvaro Obregón se establece el 30 de Abril como la fecha oficial para celebrar el Día del Niño, esta declaración también estableció las garantías de los niños.
Más que un día de regalos, fiestas y paseos, es un recordatorio para nuestra sociedad y el Estado, que debemos atender las necesidades de nuestra infancia y respetar sus derechos, los cuales se resumen en ocho derechos fundamentales: derecho a la vida, a la educación, a la alimentación, a la salud, al agua, a la identidad, a la libertad y a la protección.
EL DERECHO A LA VIDA
Es la oportunidad de vivir su infancia, poder crecer, desarrollarse y llegar a la edad adulta en un ambiente favorable que debe ser garantizado por el Estado y los padres. El derecho a la vida se relaciona directamente al carácter humano y a la dignidad de las personas. Así, todo ser humano, sin excepción, merece el respeto incondicional por el simple hecho de existir y estar vivo.