Por Daniel Osorio García
Dirigente del Movimiento Antorchista en Quintana Roo
Al borde del colapso se encuentra nuestro país, y es que, después de casi tres meses de emergencia sanitaria generada por el coronavirus, la población, sobre todo la más vulnerable, ya no aguanta el confinamiento en sus hogares, por un lado, porque ya no tienen dinero ni comida; por el otro, porque no pueden salir a trabajar por las “recomendaciones” de las autoridades sanitarias de “quédate en casa”.
La pandemia nos agarra muy desprotegidos y nos asesta un duro golpe en nuestra endeble economía, sobre todo, porque el año pasado el crecimiento de nuestro país fue igual a cero por las malas decisiones de la política económica del gobierno de López Obrador. Si a esto le agregamos que según especialistas en la materia, más de tres millones de los trabajadores del sector formal se quedarán sin empleo este año, sin contar, al ya de por sí golpeado sector que trabaja en la informalidad que representa el 59.8 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), es decir, unos 56. 9 millones de personas, quienes también tendrán una difícil recuperación de sus actividades económicas, al no tener apoyo real de las autoridades gubernamentales. A esto le agregamos, que, según los especialistas, estiman que la producción nacional se reducirá al -6.6 por ciento.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) arroja datos muy concretos en torno a la situación de nuestro país y, nos informa que desde antes de la emergencia sanitaria que hoy vivimos, teníamos 52.4 millones de mexicanos que vivían en pobreza y un 9.3 millones en pobreza extrema, además, el 70 por ciento de los 127 millones de mexicanos no tienen acceso al seguro social, y hay más, si a esto le agregamos el aumento en los precios de los productos de la canasta básica, que en alguno estados alcanza hasta el 29 por ciento, nos muestra un panorama aterrador, por lo que, sin duda, la pobreza, después de la pandemia, será más lacerante porque nuestra frágil economía quedará hecha añicos.
La Fase 3 de la emergencia sanitaria, es la más grave y peligrosa, por la propagación del virus y el colapso de los hospitales, en ésta las autoridades obligan a la gente a estar confinada en sus casas, so pena de ir a la cárcel por desobedecer la orden. A estas alturas de la cuarentena millones de mexicanos ya no cuentan con el recurso económico para adquirir sus alimentos, menos a los precios exorbitantes que hoy se ofertan.
La desesperación de la gente por alimentar a su familia es tal que se han visto obligada a conseguir prestado con amigos, familiares, casas de empeño o bancos, que si bien es cierto les ayuda en el momento, a futuro les genera otro problema porque quedan endeudados.
Me ha tocado escuchar testimonios de familias que viven en colonias populares de la ciudad de Chetumal, Quintana Roo, que dicen con lágrimas en los ojos y con semblante que refleja su preocupación: “solo me queda un kilo de frijol y medio de arroz, lo estamos racionando para que nos dure por lo menos 3 días, pero después ¿Qué vamos a hacer?” Pero no solo la alimentación escasea, también por el estiaje que azota buena parte del país, los pozos se han secado y carecen del vital líquido, además de falta medicamentos, material de aseo y muchas cosas más, que no pueden adquirir por estar encerrados.
Todo este sufrimiento de los mexicanos pobres, desde Yucatán hasta Baja California, nos ha llevado a manifestarnos desde nuestros hogares, donde han puesto un trapo, tela, bandera o pañuelo blanco con algunas leyendas como: En casa y sin comida, entre otras, con el objetivo de que los tres niveles de gobierno, pero, sobre todo, el Gobierno federal, nos voltee a ver, haga valer su lema de “primero los pobres” y nos ayude con por lo menos, alimentos para subsistir.
Hasta el momento de escribir estas líneas, no hay una propuesta integral del gobierno federal para atender el problema de alimentación de la población que se encuentra en pobreza y, para los que han perdido su empleo durante la crisis de salud pública, dejándolos en total indefensión. Por eso, la gente, desde su casa, le exige al Gobierno federal que les ayude con alimentos porque hoy mueren de hambre.
Es obligación del gobierno ayudar a la gente que hoy sufre, de no hacerlo, vulnera lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual indica, en el artículo cuarto; que todas las personas tienen derecho a la alimentación, nutrida, suficiente y de calidad, por lo que es el estado quien debe garantizarla y hasta el momento, no lo ha hecho. Solo presume sus tarjetas y programas clientelares, que además de ser deficientes, no toman en cuenta a toda la población vulnerable.
El Movimiento Antorchista Nacional, que desde hace 46 años lucha por una mejor patria, se suma al grito de protesta de millones de mexicanos y exige al Gobierno Federal implemente un plan integral de distribución de alimentos y víveres para beneficiar a las familias que viven en pobreza y marginación social; así como, a todos los millones de ciudadanos que se han quedado sin empleo a causa de la pandemia ocasionada por la covid-19. De no hacerlo caso al llamado, los problemas se agudizarán y será culpa del gobierno de la 4T y de nadie más. Que conste.