Mi madre no me entendía … Yo era muy fuerte y muy alta, me gustaba ir a la montaña con los chicos y ella me decía que era como uno de ellos, que me parecía al yeti … Que nunca encontraría un marido. En la cultura sherpa las chicas más bellas son las bajitas. ¡Y encima se quejaba porque comía el doble que mis hermanas!”, explica risueña Lhakpa Sherpa mientras saborea un pedazo de pizza en un popular restaurante de Katmandú. Lhakpa, de 44 años, es la mujer que más veces ha subido el Everest, ocho, la última este mes de mayo por la vertiente tibetana. La conversación con esta alpinista, que se gana la vida preparando ensaladas en un supermercado de West Hartford (Connecticut), se desarrolla en la capital nepalí el pasado día 31, antes de su viaje de vuelta a EE.UU., donde reside con sus tres hijos.
Lhakpa Sherpa en su octava vez en la cima del Everest(Cedida Lhakpa Sherpa)
“Nunca fui a la escuela”
“En Balakharka, mi pueblo, nunca fui a la escuela. Empecé como porteadora a los 15 años, cargaba entre 20 y 30 kilos de peso hasta el campo base del Makalu (8.481 metros); después vine a Katmandú, todo el mundo soñaba con Katmandú, algo así como el Hollywood de Nepal. Yo no había visto nunca luces y al llegar pensé que el cielo se me caería encima, siempre andaba con la boca abierta –dice riendo–. Antes era una ciudad más bonita, sin tanta gente ni polución”. Las agencias la contrataron para ayudar en la cocina de las expediciones, para montar las tiendas, acompañar a grupos de trekking a montañas de 6.000 metros… Hasta que llegó su Everest iniciático, a los 27 años.
La primera nepalí que sube y baja el Everest
“Pasang Lhamu fue la primera nepalí que alcanzó la cumbre, en 1993, pero en el descenso murió. Yo soy la primera que ha subido y bajado con vida. Me sentí muy bien allá arriba, había conseguido mi objetivo. Yo quería contribuir a cambiar esa dinámica en la que están inmersas las mujeres de mi país, de dedicarse a cocinar y cuidar al marido. ¡Si ellos pueden hacer tantas cosas, nosotras también”, reivindica.
A su Everest inaugural le han seguido otros siete, todos con oxígeno embotellado. “La vida cambió para mí, aprendí muchas cosas, pasé por situaciones buenas y malas. Puedes ganar o perder, tienes miedo, puedes morir…” Más duro que encararse al techo del mundo fue sacar las agallas necesarias para enfrentarse a un marido maltratador, el también montañero George Dijmarescu, que atesora nueve cumbres del Everest.
Lhakpa Sherpa, en la cima del Everest, mostrando las fotos de sus dos hijas(Cedida Lhakpa Sherpa)
Sola y con tres hijos
A pesar de las amenazas de muerte de un violento Dijmarescu que la golpeaba tanto en casa como cuando se embarcaban juntos en alguna expedición, Lhakpa siguió adelante con el divorcio y logró la custodia de las dos hijas de ambos. Sola ha sacado adelante a la familia. “A las niñas, Sunny y Shyni, de diez y quince años, no les gusta el alpinismo, pero son unas excelentes gimnastas –presume mostrando una foto–. El chico, Nima, de 22, trabaja para pagarse el college, su objetivo es estudiar para piloto. Nima dice que debe ser muy fácil subir el Everest porque su madre lo ha hecho ocho veces, le daré una oportunidad”.
Una completa desconocida
Lhakpa ha perdido la cuenta de cuántos Everest suman entre todos sus hermanos (siete chicas y cuatro chicos). Mingma Gelu Sherpa, propietario de la agencia Seven Summits Club, lo ha conseguido ocho veces; la menor, Kipa, lo coronó cuando era una adolescente. La mayoría trabajan como guías de altura, otros viven como ella en Estados Unidos. “A mí también me gustaría dedicarme profesionalmente a esto, pero no puedo, tengo que cuidar de mis hijos. Sí, querría subir otras montañas, regresar al K2 (8.611 metros), donde ya estuve en el 2010 pero por el mal tiempo no tuve la oportunidad de alcanzar la cima. Si encuentro un patrocinador quizás pueda ir el verano que viene”. A pesar de ser la mujer que en más ocasiones ha coronado el Everest es una completa desconocida, “una madre sola, con trabajo a tiempo completo, 40 horas a las semana”.
“Ahora me siento independiente, como una reina. En EE.UU. he aprendido muchas cosas en la escuela para adultos. ¡Cuando regrese me han invitado a dar una conferencia en la Universidad de Yale!”.