Opinión de Sofía Cruz Lugo
Integrante del Comité Estatal de Antorcha en Quintana Roo
Durante el mes de mayo el precio de los productos de la canasta básica, ha ido incrementando cada vez más. El encarecimiento de productos básicos, indispensables en la mesa de millones de hogares, obliga a los trabajadores a consumir raciones alimenticias de menor cantidad y calidad; está situación convierte en letra muerta el llamado derecho a la alimentación consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, afectando directamente la salud de la población más vulnerable.
El artículo 4to de la Constitución Mexicana, en el párrafo tercero dice: Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará. En lo fundamental la mayoría entiende el significado de lo establecido en el artículo antes citado, no está de más señalar que una alimentación nutritiva es aquella que contiene todos los nutrientes necesarios para que nuestro organismo funcione correctamente a lo largo del día y la que, además, consigue reducir el riesgo de padecer enfermedades. La alimentación es suficiente cuando nos aporta la cantidad de calorías necesarias por persona. La alimentación es de calidad cuando tiene la capacidad de reponer los nutrimentos necesarios para las diferentes funciones y demandas metabólicas y productivas que tiene todos los seres humanos en todas y cada una de sus actividades y etapas de la vida. Conforme a lo escrito en la ley el estado debe implementar acciones que garanticen la soberanía alimentaria del país.
El marco jurídico que establece el derecho a alimentación no puede, por sí mismo, ser suficiente para asegurar que ningún mexicano padezca hambre, no podemos conformarnos con que sea solo letras escritas en un papel, que suenan bien, pero contrastadas con la realidad se convierten en letra muerta. Veamos.
Como se menciona en el primer párrafo, durante el mes de mayo, los precios de productos de la canasta básica aumentaron drásticamente, según reporte publicado por el Grupo Consultor en Mercados Agrícolas. En el caso de los productos de proteína animal es incremento anual es del 7.5 %: pollo su precio por kilo alcanza $82.4, se observó que este producto se ha encarecido 13.22% en lo que va del año, es decir, 4.4 veces por arriba de la inflación general, carne de res $170, incremento del 13.9 %, huevo $40.1, incremento 7.7 % y leche $22.2 incremento 11.8 %.
El índice de precios de granos y abarrotes presenta un incremento anual de 6.8 %: la tortilla de establecimiento, alcanza un precio promedio de $20.86 lo que significa que en algunos estados del país su precio puede llegar a más de 24 pesos, su porcentaje de incremento respecto al año pasado fue de 21.8%, harina de maíz $17.82, incremento 20.7 %, harina de trigo $18.17, incremento 31.7%; aceites y grasas $38.85, incremento 16.7 %.
Respecto a las frutas el índice anual de precios crece 13.7 %. Aguacate hass $102.51 incremento 69.9 %, manzana golden $51.92 incremento 15.7%, limón sin semilla $72.80 incremento 47.3 %, limón con semilla $40.43 incremento 34.6 %, plátano $30.34 incremento 7.1 %. El índice anual de precios de las hortalizas aumento 11 %. Cebolla blanca $28.29 incremento 145.9 %, jitomate bola $24.15 incremento 25.3%.
Debido a la falta de espacio, sólo enumeré los productos que más destacan por los incrementos que presentan de mayo de 2021 a mayo de 2022. Sobre todo, los indispensables en la dieta de los mexicanos, como el huevo, el pollo, la tortilla y la leche, porque al comparar sus precios e incrementos anuales, con el salario mínimo actual de $172. 87, no queda la menor duda de que, es imposible para una familia, con promedio de 4 integrantes, tener una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad como dicta la ley.
Abordar el tema de la carestía del aumento de precios de productos alimenticios, nos obliga a señalar otro problema grave: la situación de pobreza laboral, en la que viven 40.3 % de la población en México. Si alguien con trabajo e ingresos fijos, resulta difícil alimentar de forma saludable a su familia, para quienes tienen un trabajo precario o de plano no tienen trabajo y, por tanto, ingresos, resultará prácticamente imposible. Sufrirá hambre, desnutrición y enfermedades a las que los médicos les llaman “enfermedades del hambre” como la anemia, en su etapa más avanzada se convertirte en leucemia.
Los expertos en el mercado de los alimentos pronostican que los incrementos seguirán, sobre todo porque la guerra impuesta por Estados Unidos contra Rusia, para lograr el control político y económico del mundo, está impidiendo que los productos se comercialicen: se bloquean las cadenas de distribución, ya sea por las sanciones a Rusia y los países que la apoyan, las acciones bélicas afectan el tránsito de los productos o se incrementa el costos de los combustibles necesarios para mover los transportes en los que viajan los alimentos.
Ante estos pronósticos, las medidas adoptadas por el Gobierno federal, no convencen a los expertos. Andrés Manuel López Obrador anunció el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic), el cual contempla medidas de producción, distribución, comercio exterior y otras que buscan contener el incremento en el nivel de precios en artículos de primera necesidad; sin embargo, en este paquete no se consideró un programa social que permita que las familias más vulnerables tengan acceso a alimentos, que ayude a que no se deteriore más el poder adquisitivo de los hogares más pobres”, opina México Evalúa.
La alimentación, es una necesidad básica, porque de ella depende la sobrevivencia de todos los seres humanos, la sociedad capitalista actual, no tiene como propósito garantizar la alimentación de la población, sino producir solo lo que garantice la máxima ganancia. Los gobiernos, casi siempre, ocupan el poder para proteger los intereses económicos de los empresarios, en este caso de los empresarios que controlan el mercado de los alimentos, por eso las medidas que adoptan solo son un parche, pero que no atacan el verdadero problema. El pueblo trabajador tiene la fuerza suficiente para obligar quienes gobiernan a garantizar alimentos para todos, trabajo y salario justo, vivienda digna, educación, salud, etc. Debe tomar conciencia y organizarse, ponerse en pie y luchar.