Por Daniel Osorio García
Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista de Quintana Roo
A mediados del mes de febrero se registraron ante el Instituto Electoral de Quintana Roo (IEQROO), las y los candidatos que contendrán por la gubernatura estatal, quedando así, formalizada su aspiración a gobernar este hermoso pero complejo Estado de la península de Yucatán.
¡No hubo muchas sorpresas!, sólo Roberto Palazuelos, conocido en el mundo de la farándula como el “Diamante Negro” que, como dicen en mi tierra, “abrió demasiado la boca”, y no fue seleccionado como el candidato de Movimiento Ciudadano (MC), sustituyéndolo por el senador y ex morenista, José Luis Pech Várguez.
Así que, los quintanarroenses tenemos ya, un menú electoral de cinco aspirantes a la gubernatura del Estado: María Elena Hermelinda Lezama Espinosa (Mara Lezama), candidata de la alianza “Juntos Haremos Historia por Quintana Roo” que conforman los partidos Morena y PVEM; Laura Lynn Fernández Piña, candidata de la alianza “Va por Quintana Roo” que conforman los partidos PAN y PRD; Leslie Angelina Hendricks Rubio, candidata del PRI que en esta ocasión no hizo alianza con ningún otro partido; José Luis Pech Várguez candidato del Movimiento Ciudadano y Josué Nivardo Mena Villanueva, candidato del Partido Auténtico Social.
Ahora bien, los quintanarroenses debemos estar conscientes de los problemas que atraviesa Quintana Roo, problemas que son muy complejos, como por ejemplo: la falta de seguridad, de empleos formales, el poco o nulo apoyo al campo, a la salud, a la vivienda, etcétera. Esto nos tiene que obligar, dentro del menú de candidatos, a escoger al menos malo, al más visionario, más preparado y que verdaderamente quiera servir a nuestro Estado y no servirse de él.
No debemos ser fanáticos de tal o cual partido o porque tal o cual candidato tiene el apoyo o “espaldarazo” de los que hoy gobiernan el Estado o el país, porque eso, lejos de mejorar las condiciones de vida de los quintanarroenses, la empeorará. Debemos ser muy conscientes de la situación estatal, así como el gran reto que tendrá nuestra próxima gobernadora o gobernador de Quintana Roo.
Para que mis posibles lectores sepan que, cuando digo que hay problemas graves en este Estado peninsular y que, el reto es grande para las próximas autoridades estatales, basta con poner algunos ejemplos: los quintanarroenses, así como extranjeros, hemos sido víctimas de la inseguridad y de la violencia; no es cierto lo que dicen las autoridades estatales, cuando pregonan que la inseguridad va a la baja. Quintana Roo es la entidad con mayor percepción de inseguridad de toda la península de Yucatán, esto, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que hace unos meses publicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Por otro lado, el informe sobre medición de pobreza 2020, apunta que 47.5 por ciento de la población en Quintana Roo padece de pobreza, 17.3 por ciento adicional al 2018; en cuanto a pobreza extrema, se elevó 6.8 por ciento la cifra de personas en los últimos dos años, pasando de 3.8 a 10.6 por ciento. En otros rubros relacionados con la situación económica, el rezago educativo aumentó de 17 por ciento en 2018 a 17.5 en 2020. Si bien es cierto que la situación fue mucho más difícil en el 2020 porque la pandemia generada por la Covid-19 estuvo en su máxima expresión, también hay que decir que la recuperación de empleos formales ha sido muy lenta. Más bien, los empleos informales son los que han tenido un considerable aumento porque los jefes o jefas de familia buscan la forma de llevar el pan de cada día a sus hogares.
El campo quintanarroense también sufre las consecuencias de la falta de apoyo; según los datos de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) expone que, en los últimos 10 años, los campesinos de la entidad no han podido confiar sus siembras a la lluvia. La agricultura del temporal cubre más del 95 por ciento de la tierra cultivable y es responsable de aproximadamente el 90 por ciento de la producción. Urge que el gobierno federal y estatal le invierta en serio al campo quintanarroense para que los campesinos y productores tengan mejores condiciones de vida.
Por las razones arriba expuestas, es que no podemos tomar a la ligera esta obligación cívica de elegir a nuestras nuevas autoridades estatales. Que no compren nuestras conciencias, que no nos convenzan con una despensa, una gorra, playera o 500 pesos. Hay que exigir a nuestros próximos gobernantes que estén a la altura del reto.
Nos merecemos un Gobierno que verdaderamente trabaje en mejorar las condiciones de vida, sobre todo de los que menos tienen, que somos la mayoría. No permitamos que nos gobierne ningún personaje que sólo busque sus intereses personales o de grupos y que en contra parte, la mayoría vivamos en la pobreza y marginación. Porque como dijo Mahatma Gandhi “si hay un idiota en el poder, es porque quienes lo eligieron están bien representados”. Vale.