Por Juan Carlos Pool Contreras Vocero del Movimiento Antorchista de Quintana Roo
Aunque se pretenda negar por los diversos medios el aumento al costo de la energía eléctrica, es una realidad inocultable, sólo basta ver los recibos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para constatar; hay alerta entre los ciudadanos y comerciantes quintanarroenses quienes manifiestan que el incremento, en algunos casos, es entre el 30 al 50 por ciento, lo que sin duda lesiona la economía de sus bolsillos, especialmente de los que menos tienen.
Aunque la CFE y su titular Manuel Bartlett niegan todo tipo de incremento en el costo de la energía eléctrica, con el argumento que los cargos de las tarifas finales de suministro básico para uso doméstico son determinados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) con base en la metodología publicada en el Diario Oficial de la Federación el 28 de diciembre de 2018 y que hasta la fecha no hay nuevas tarifas. Eso dicen ellos y los de la 4T.
El ciudadano está consciente que los tiempos son difíciles, que debe cuidar el poco ingreso que tienen, no hay empleo y la mayoría aquí en Quintana Roo subsiste del comercio informal.
Sin embargo y a pesar de que en sus humildes viviendas no tienen más que los artefactos electrodomésticos indispensables y focos ahorradores, los habitantes de las zonas marginadas han visto cómo el costo de la electricidad se ha elevado, sin justificación alguna, y en algunos casos el aumento es considerable al grado de que han tenido que acudir a las oficinas de la CFE a pedir se les aclare el porqué de esas elevadas tarifas.
Tampoco es un secreto que la CFE tiene implementado las tarifas de la 1 a la 1F y que todas tienen variantes, incluso el costo aumenta fuera del horario de verano, por lo que el desplazamiento en los costos es real, tal y como está ocurriendo en la entidad.
Ya varios medios de comunicación dieron cuenta de la versión de pequeños y medianos empresarios que se han quejado por los “ajustes” que presentan sus recibos de cobro de la CFE y que les significan un aumento de entre el 30 al 50 por ciento.
Lo que habría que temer es que, de manera arbitraria y pareja, la CFE pretenda cobrar ese porcentaje de aumento sólo por el hecho de la temporada, eso sí que sería alarmante, pues como se ha mencionado, hay gente, familias que apenas y tienen para adquirir los alimentos y aumentarles la electricidad sería desastroso para ellos.
Más allá de los abusos y violación a los derechos humanos, la que el propio Batlett Díaz trata de minimizar al ofrecer revisar si es verdad que la CFE cobra de más –un verdadero capotazo a la justa queja–, es inhumano que en estos tiempos de severa crisis económica no se contemple la posibilidad de disminuir o condonar el pago de la energía eléctrica. No, la 4T impuso altas tarifas sin importar las necesidades de los más pobres del país. A través de las redes sociales cientos de usuarios reclaman a diario al Presidente por no aplicar ninguna medida de apoyo o descuentos a algunas familias con nulos ingresos y como consecuencia una imposibilidad para pagar la electricidad de sus hogares.
Para poner en contexto, cito la respuesta que dio Manuel Bartlett cuando se le cuestionó sobre la posibilidad de condonar pagos: “No puedo hacer condonaciones, al contrario, tiene que haber un gran esfuerzo de la población de entender que la CFE, su empresa, para garantizar la electricidad de los hospitales, de las calles, las casas, de donde sea, es una situación vital. Deben cumplir con sus responsabilidades con la CFE”, aseveró el director general de CFE.
Esa errática política de la CFE está dañando, aún más, a las familias de las colonias y asentamientos pobres de Quintana Roo y de todo el país, los que han expresado en infinidad de ocasiones que no tienen dinero siquiera para llevar la comida diaria a sus hogares, mucho menos para pagar excesivos cobros que ahora la paraestatal les hace llegar. “O pagamos o comemos”, argumentan con justa razón.
Los mexicanos, en especial los de las clases medias y baja, son los que más cumplen con el pago de sus obligaciones ante los tres órdenes de gobierno, pagan sus impuestos y a cambio reciben una mala atención médica, pésimos servicios públicos: no tienen alumbrado público, no tienen agua potable, tienen calles en pésimas condiciones y una decadente seguridad que hoy cobra miles de vidas.
Así la situación en Quintana Roo, son miles de personas afectadas por la pandemia, por el desempleo, la falta de alimentos y, ahora, el aumento de la tarifa de energía eléctrica, lo cierto es que los ciudadanos no tienen recursos económicos para sostenerse y menos para pagar la luz, por todo eso y más llamo los quintanarroenses y del resto del país a unirse con Antorcha para que unidos y organizados exijamos a las autoridades que el pueblo necesita ser escuchado, y además que se le resuelva sus problemas básicos, como es la aplicación de una tarifa justa de la energía eléctrica pero también salarios justos y bien remunerados.