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EJECUTADOS Y QUEMADOS VIVOS EN PUEBLA

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Los testigos ponen en evidencia al Gobernador poblano. Los testimonios no coinciden con su versión. La matanza de Huehuetlán El Grande no fue un “duelo de criminales”, como el político panista dice. Fue, afirman las familias de las víctimas, un intento desorganizado de distintos ciudadanos para defenderse de sus extorsionadores; de una banda criminal que opera desde hace años en la zona, que tiene marcada en sus cachas el haber matado a un Alcalde y que ha sometido al terror a campesinos y comerciantes desde mucho tiempo atrás.

La tragedia del domingo fue la última pero no la única. Hasta el momento, de ese ataque, hay nueve muertos confirmados.

El Gobernador Antonio Gali Fayad dijo este lunes que “es probable que grupos dedicados al robo de combustible” están detrás del ataque en Huehuetlán El Grande, Puebla, en donde la noche del domingo varios pobladores fueron levantados, algunos quemados vivos o ejecutados en el acto por un comando criminal que opera al mando de Pedro Martinez Gómez, “El Quije”.

El mandatario habló de un posible “ajuste de cuentas” que, como supone el término, es una matanza entre criminales.

“Estamos en la investigación. Desde muy temprano me avisó el Secretario de Seguridad Pública, igual el Secretario de Gobierno. Estamos con la Fiscalía investigando cuáles fueron los hechos para tomar nota de lo mismo […]”, dijo. “Es probable [que huachicoleros estén detrás del ataque]. Lo que estamos investigando es este tipo de ajuste de cuentas. Hemos apretado y lo digo categóricamente: vamos a seguir apretando”, etcétera.

Pero los testigos ponen en evidencia al Gobernador poblano. Los testimonios no coinciden con su versión que, a la luz de los hechos, parece más desinformada y criminaliza a las víctimas.

No fue un “duelo de criminales”, como el político panista dice. Fue, afirman las familias de las víctimas, un intento desorganizado de distintos ciudadanos para defenderse de sus extorsionadores; de una banda criminal que opera desde hace años en la zona, que tiene marcada en sus cachas el haber matado a un Alcalde y que ha sometido al terror a campesinos y comerciantes desde mucho tiempo atrás.

Pero nadie ha hecho un intento por aplicar la justicia. La tragedia del domingo fue la última pero no la única. Hasta el momento, de ese ataque, hay nueve muertos confirmados.

UNA MUERTE ANUNCIADA

Desde mayo de este año, los habitantes de Huehuetlán El Grande —un municipio enclavado en la Mixteca poblana— veían venir la desgracia. Pedro Martínez Gómez, “El Quije”, y su banda, se aparecían mes con mes para cobrar derecho de piso a los pobladores. Cada vez más y más dinero: 10 mil pesos mensuales era la cuota que debían entregar sólo para que les respetara la vida.

La noche del domingo 2 de julio ,“El Quije” llegó al pueblo. Fue directamente a la casa de Merced Torres, un empresario dedicado a la venta de block para construcción. Torres, para su desgracia, se había negado a pagarles el mes.

A las 10:30 de la noche entraron a su casa. Ya estaba acostado. Lo encontraron en su cama y le dispararon: uno de los tiros le pegó justo en la frente y allí murió, al instante, en frente de su esposa y de sus hijos.

Los pobladores dijeron que la banda salió y vio pasar en su carro a Maximino Santiago, un presunto huachicolero [dedicado al robo de combustible] que iba acompañado por sus hermanos Hugo, Pablo y Luis, los tres campesinos.

Maximino pisó el acelerador para escapar. Antes ya se había fugado del pueblo porque era extorsionado por “El Quije”; también se negaba a darle dinero.

Esa noche, sin embargo, tuvo la mala suerte de regresar y toparse con él. Y además, la terrible suerte de ir con sus hermanos.

Maximino y los tres campesinos llegaron hasta la casa de Los Mariachis, habitada por los músicos de la comunidad. Allí, los hermanos Flores Días los ayudaron a esconderse. Maximino creyó que la banda sólo iría por él; entonces dejó a sus hermanos allí, supuestamente escondidos, creyendo que estaban a salvo. Y escapó.

Pero a las 11 de la noche de ese mismo domingo, “El Quije” y su banda irrumpieron en la vivienda y se los llevaron a todos. Los levantaron. Los quemaron vivos y luego los tiraron en Santo Tomás Chautla.

Ahí, la policía encontró los cuerpos de Hugo, Pablo, Luis, y además los de los hermanos Flores Díaz, Abraham e Ignacio, que les habían dado refugio.

Todavía está desaparecido Miguel Flores Díaz, quien, creen, logró escapar.

© Proporcionado por Sin Embargo

DISPARÓ SIN MÁS

Cuando “El Quije” estaba con Los Mariachis, los pobladores tocaron a la casa de Evaristo Ramírez y le dijeron que su hijo era golpeado por la banda de delincuentes. El padre salió enseguida con otro de sus hijos, Ramiro Ramírez Ríos, para rescatar al hermano.

Escucharon el alboroto en la casa de los Flores Díaz y se metieron: se toparon de frente con “El Quije”.

Ni siquiera les permitió hablar: también a esos dos los mató a balazos.

“El Quije” es un hombre sin control, como su banda. Y, parece, de gatillo suelto.

El 8 de febrero de 2016, el Alcalde de Huehuetlán, José Santamaría Zavala, fue ejecutado a balazos cuando viajaba a bordo de su camioneta en la carretera de San Agustín Ahuehuetla, a unos 20 minutos de la población. Antes había sido asaltado y torturado en su propio domicilo.

Los pobladores dicen que el asesinato del Alcalde desató la desgracia.

El 10 de mayo, Periódico Central dio a conocer que el autor del asesinato del Alcalde fue “El Quije”, porque el pueblo lo sabía. El criminal había sido guardaespaldas del Alcalde.

Pobladores del municipio denunciaron que Pedro Martínez estaba relacionado con otros homicidios y que la Fiscalía General del Estado no hacía nada.

Y no, no hizo nada. Hasta que la sangre llegó al río.

El 2 de marzo del 2015, por ejemplo, el mismo criminal fue señalado por el asesinato de un hombre de 30 años de edad identificado como Jesús Martínez Osorio. A este hombre le disparó sin motivo aparente cuando cargaba sus compras.

El 11 de abril del 2017 fue acusado por haber herido a tres hombres en el zócalo de Huehuetlán El Grande. Los hechos ocurrieron alrededor de las 11:15 de la noche, en pleno zócalo de esa población.

El 29 de abril del 2017, el cuerpo de David Piña Barrera fue encontrado por campesinos de la zona de la carretera local a San Juan Coatetelco. El cadáver fue hallado calcinado. No tenía corazón, ni pulmones ni otros órganos. Estaba boca abajo y tampoco tenía el brazo derecho.

A Piña Barrera se le conocía en la población por su sobrenombre “El Papas Locas”, provenía de Tijuana, Baja California. Su cuerpo fue identificado a inicios de este mes.

El criminal sigue suelto y el Gobernador, según los testimonios, no tiene una idea clara de qué está pasando en esa zona rural del Puebla más pobre.

 

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