Por Daniel Osorio García
Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista de Quintana Roo
Estamos en la segunda semana de la “nueva normalidad” decretada por el Gobierno Federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Cientos de industrias de la minería, construcción y del sector automotriz se reactivaron, así como miles de trabajadores regresaron a sus labores. Sin embargo, los datos de la misma Secretaría de Salud nos indican que todos los estados del país se encuentran en semáforo rojo, es decir, nivel máximo de alerta epidemiológica, porque los contagios y muertes siguen en aumento. Hasta el pasado domingo 7 de junio que finalizó la primera semana de la nueva normalidad, se reportaban 13 mil 699 fallecidos y 117 mil 103 contagiados, es decir, la curva sigue ascendiendo y no hay para cuando se aplane.
El presidente López Obrador fue el primero en romper la cuarentena y salir de gira por el sureste del país, a pesar de que Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y encargado de dar seguimiento a la emergencia sanitaria, en su conferencia vespertina del último día de mayo, decía que la cuarentena no se había terminado y que había que seguir confinados, solo las actividades esenciales se podían reactivar. Pero el presidente ignoró toda clase de recomendaciones y visitó los estados del sureste y el sur de Veracruz, le urgía salir pero no porque le interesara saber cómo estaba el pueblo de México ante la terrible situación que estamos viviendo por el Covid-19; López Obrador no fue a visitar hospitales para conocer su funcionalidad, tampoco a las colonias humildes y con carencias, no fue a ofrecer ayuda alimentaria a las miles de personas vulnerables que a estas alturas ya no tiene qué comer, aunque han solicitado este apoyo al Gobierno Federal de diferentes formas, menos visitó los lugares afectados por la tormenta tropical “Cristóbal” que coincidió con la gira del Presidente en su paso por el sureste. No, nada de eso.
La gira de López Obrador fue para dar “seguimiento” a sus obras faraónicas, que según él, hacen justicia al sureste del país que había estado olvidado por años. Así lo pudimos ver dando banderazos de inauguración de los diferentes tramos del “tren Maya” en Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Chiapas, como visitando la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco; en Veracruz anduvo “supervisando” la rehabilitación del complejo petroquímico “La Cangrejera” y rehabilitación de la vía del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec. En todos estos lugares, el presidente arremetió contra “los que están en contra de su proyecto” y, como siempre, puso el mal ejemplo porque a pesar de que las autoridades de Salud djeron que era obligatorio el uso de cubre bocas, él jamás lo utilizó.
Ante la terrible situación que vive nuestro país, el gobierno de la 4T, en lugar de destinar recursos económicos suficientes para mejorar las condiciones de los hospitales y médicos, implementar apoyos emergentes para que las familias, sobre todo las más humildes, puedan seguir confinadas en sus hogares hasta que la curva se aplane y evitar más contagios y muerte, al contrario, invierte miles de millones de pesos en obras que muchos especialistas han catalogado como un fracaso y como dinero tirado a la basura. López Obrador justifica el regreso a la “nueva normalidad” diciendo: «Hay que tomar en cuenta que muchas personas viven al día y que tenemos que salir adelante cuidándonos, poco a poco, e ir ensayando. Si vemos que hay un rebrote de la pandemia, daremos marcha atrás». ¿Cuál rebrote, señor Presidente? El contagio sigue aumentando y no da tregua. Para no “invertir” en apoyos para que la gente pueda siguir en sus hogares hasta que disminuya la ola de contagios, el gobierno prefiere, de manera irresponsable, que salga a sus actividades, poniendo en riesgo no solo al trabajador, sino a toda su familia. De nada ha servido que nos hayan obligado a estar enclaustrados más de dos meses con todo tipo de padecimientos, si al final hay que salir a las calles en el momento de mayor contagio.
En el año y medio que la 4T lleva en el poder ha demostrado que no sabe gobernar, los hechos así lo demuestran, basta con echar un vistazo a todos los problemas generados antes y durante la pandemia para comprobarlo. López Obrador y Morena solo han venido a generar más inestabilidad en el país pues los pobres son cada vez más pobres, los empresarios tienen incertidumbre y miedo de invertir en México, los profesionistas se sienten defraudados por el gobierno que ofreció un “cambio verdadero”, pero que lejos de eso, ha polarizado al país y ha utilizado las instituciones gubernamentales para vengarse de sus enemigos políticos y perseguir a quienes no comparten sus “ideas”.
Reitero lo que ha venido planteando el Movimiento Antorchista Nacional, que ante esta crisis económica, política y social generada por la 4T, los mexicanos necesitamos unirnos en un frente común para detener esta grave situación a la que nos está llevando López Obrador, antes de que sea demasiado tarde. Hay que educar y politizar a las masas para que hagan conciencia del problema que estamos viviendo; hay que tener en cuenta que por medio de las elecciones, democráticamente, podamos desterrar a quienes lejos de ayudar al país lo están hundiendo. Como dice Pablo Neruda en su poesía “Oda a la pobreza”. “Yo con otros, con muchos otros, te vamos expulsando de la tierra a la luna para que allí te quedes fría y encarcelada, mirando con un ojo, el pan y los racimos que cubrirá la tierra de mañana”. No hay de otra.