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Por Juan Carlos Pool Contreras
En México, la pobreza es un problema importante que afecta a una parte valiosa de la población, y las mujeres se ven particularmente afectadas por ella.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), aproximadamente el 36,3 por ciento de la población, o 46,8 millones de personas, vivían en la pobreza en 2022.
Es más, un asombroso 52,6 por ciento de esta cifra, que asciende a 24,6 millones de individuos, eran mujeres. Entre los años 2020 y 2022, el Coneval anunció un trascendental alivio de la pobreza, con 8,9 millones de personas saliendo de este estado.
Esta mejora se atribuyó principalmente a la reactivación económica posterior a la pandemia de Covid-19, la ampliación del salario mínimo y los programas de bienestar social implementados por el gobierno.
En nuestro país, la falta de acceso a los servicios de salud entre las mujeres ha experimentado un aumento sorprendente. En 2022, casi el 40 por ciento de las mujeres no pudo obtener asistencia médica, un drástico contraste con el 10 por ciento registrado en 2016. Esta falta de atención médica se ha convertido en el problema más importante para la salud de las mujeres en México.
La pobreza y el género son dos dimensiones relacionadas de manera compleja que requieren un análisis integral y multidisciplinario, ya que afecta de manera desproporcionada a las mujeres mexicanas.
Estas brechas limitan su desarrollo económico y social, así como su autonomía y empoderamiento. Las consecuencias de la pobreza para las mujeres incluyen problemas de salud y desnutrición, especialmente para las mujeres rurales e indígenas; delincuencia, adicciones, abandono familiar, embarazo adolescente y divorcio; exclusión social y falta de oportunidades de desarrollo económico y social.
En este contexto, ¿qué papel juegan las mujeres en la economía mexicana y cómo pueden contribuir a reducir la pobreza?
Según el último censo económico, las mujeres representan el 41.3 por ciento de la población ocupada de México. Sin embargo, sus tasas de participación laboral son inferiores a la de los hombres (45,7 por ciento frente a 76,5 por ciento, respectivamente) y se concentran en sectores menos productivos y peor remunerados, como empresas, servicios personales y trabajo doméstico.
Además, las mujeres enfrentan mayores barreras para acceder al crédito, la seguridad social, la educación y capacitación, así como la participación política. También experimentan discriminación, acoso, violencia en el trabajo y en el hogar. Todo ello limita su desarrollo económico y social, así como su autonomía y empoderamiento.
Sin embargo, las mujeres también participan de manera importante en la generación de ingresos y el bienestar de sus familias y comunidades. Muchas inician sus propios negocios o se incorporan a actividades productivas emergentes como el comercio electrónico, la economía naranja con talento y creatividad, convirtiendo sus ideas en bienes y servicios culturales, o la economía verde, en busca de algo intermedio Modelo económico equilibrado, el crecimiento, bienestar social y la protección del medio ambiente.
Estos dos modelos económicos son alternativas para que las mujeres mejoren sus capacidades, afirmen su estatus y contribuyan al desarrollo de sus comunidades.
Las mujeres son agentes activas y creativas con gran potencial para contribuir al crecimiento económico inclusivo y la reducción de la pobreza en México. Sin embargo, lograrlo requerirá de políticas públicas que promuevan la inclusión financiera, educación, formación, protección social y laboral, la participación política, social e igualdad de oportunidades.
Reconocer y aprovechar los talentos femeninos es una condición necesaria para el desarrollo sostenible del país. Las mujeres pueden hacer enormes contribuciones al crecimiento económico, la innovación, la equidad y la protección del medio ambiente, pero enfrentan muchas barreras y desafíos que limitan su potencial y bienestar. Representan un gran potencial para contribuir al desarrollo sostenible del país, pero alcanzar esta meta también enfrenta grandes desafíos. Por lo tanto, considero que se requiere una acción urgente y coordinada.
