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GONZÁLEZ CANTO: EL POLITICO MAS RICO DE QUINTANA ROO

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STAFF SOL QUINTANA ROO.- Félix Arturo González Canto, gobernador de Quintana Roo (5 de abril del 2005 al 4 de abril de 2011), fue considerado al término de su mandato el político más rico de todo el estado, heredando a los quintanarroenses una enorme deuda que sólo podría pagarse hasta los siguientes 20 años, en el 2031. Empero, después llegaría Roberto Borge Angulo, que superó con creces a su antecesor y dejó hundido al estado con una deuda de más de 21 mil millones de pesos, que, de no resultar más afectado en la administración de actual mandatario, Carlos Manuel Joaquín González, sólo podrá superarse hasta después de medio siglo.

En el caso de González Canto, actual senador por Quintana Roo en
Segunda Fórmula, su gestión se destacó no por los beneficios a sus
coterráneos o por su manera de gobernar, sino por los negocios que
realizó para su provecho personal.

Tras su mandato, Félix Arturo acumuló tanta riqueza que escandalizó a
quienes creyeron haber visto todo con su antecesor, Joaquín Hendricks
Díaz, que dejó una deuda de 800 millones de pesos, aunada a la de
Mario Ernesto Villanueva Madrid, sumaba en total un adeudo de mil 300
millones de pesos.

Sin embargo, los 21 mil millones de pesos que quedó a deber González
Canto, fue de mil 600 más por ciento, de tal manera que dejó
comprometidos los recursos públicos presupuestados a ingresar en los
próximos 20 años, sin dinero para nada ya que todo tendría que ser
para el pago de deuda e intereses, con lo que, obviamente, los
esquemas de recaudación oficial sería hacia los bolsillos de los
quintanarroenses.

En su sexenio, según la fracción parlamentaria del PRD en el Congreso
del Estado, que encabezaba el diputado Antonio Meckler, Félix Arturo
se gastó mil 500 millones de pesos únicamente para promocionar su
imagen, ya que «se vio» como presidenciable por lo que inició «su
campaña» en diversos puntos del país.

Para entonces ya había sospechas de que se había enriquecido de manera
ilícita, pues pese a su sociedad con el poderoso empresario libanés
Isaac Hamuil, era un secreto a voces que el verdadero dueño de
empresas, hoteles y plazas comerciales era González Canto.

Félix, dueño de una especial visión para las finanzas, fue más
empresario que gobernante y mediante una y mil formas hiso negocios
desde el gobierno, con lo que pudo hacerse de al menos una veintena de
propiedades, además del control monopólico de diversos, desde
franquicias de la cadena Oxxo, Alpura, Italian Coffe, gasolineras,
constructoras, inmobiliarias, notarías, plazas comerciales, empresas
de transporte (terrestre, marítimo y aéreo) y hasta el mercado negro
de las placas de taxi.

Obviamente, para que el negocio funcionara, fue necesaria la
intervención de familiares, socios, amigos y compadres, a los que
colocó en posiciones clave, principalmente relacionadas con obras y
adquisiciones públicas, entre ellos a Francisco Alor Quesada, Gabriel
Medicuti Loria, Andrés Ruiz Morcillo, Ricardo Pech y a su inseparable
asesor y compadre Omar Giacoman Alborta.

Sin embargo los personajes más importantes que se encargaban de
organizar, ordenar, disponer y distribuir toda clase de recursos, eran
su cuñada, Sonia Patricia Martín Villanueva, a quien apodaron » La
Dama de los Diezmos» –por aquello del 10 por ciento—, esposa de su
primo Eliezer Villanueva Lanz, que desde la Dirección de
Administración de la Oficialía Mayor del Gobierno era quien tomaba la
última palabra.

Dicha pareja se encargaba de que Félix Arturo y su familia, estuvieran
siempre bien atendidos y satisfechas todas sus necesidades, apetitos y
debilidades.

Nada le falta al ex gobernador en sus frecuentes viajes al extranjero
en su jet privado ni tampoco a su esposa María Narcedalia Martín
Villanueva, «Polly», quien también se desplaza en su propio jet.

En las oficinas de gobierno todos sabían del dúo pero pocos lo
conocían. Se manejaban con muy bajo perfil y hasta su despacho de la
Casa de Gobierno en Chetumal, llegaba toda la información relacionada
con las licitaciones públicas y las obligadas comisiones.

Contaban inclusive con un completo archivo de cada una de las empresas
ganadoras de licitaciones y cuánto era la que cada una debía reportar
como comisión, porcentaje que muchas veces no era del 10, sino hasta
del 30 por ciento.

Tan sólo en dos años, 2008 y 2009, el gobierno del estado otorgó
licitaciones de obra pública por la cantidad de mil 45 millones 275
mil 832 pesos y, según las cuentas reportadas en su momento por Andrés
Canul Novelo, que era el subsecretario Técnico de la Secretaría de
Infraestructura y Transporte, la aplicación del «diezmo» redituó una
comisión total de 104 millones de pesos.

Eliezer Villanueva, dentro del negocio de servicio de taxi aéreo, daba
preferencia a las aeronaves de la empresa Aeroferinco, propiedad del
piloto Fernando Quintín Vargas Alarcón, cuñado de González Canto.

González Canto, en 2005 recibió la paraestatal VIP Servicios Aéreos
Ejecutivos S.A. de C.V. –encargada de todas la operaciones aéreas del
gobierno del estado- con un presupuesto de 16 millones 246 mil pesos y
al concluir su gestión el capital rebasaba los 120 millones de pesos.

Aeroferinco, antes de que González Canto llegara al poder, tuvo
severos accidentes, en uno de los cuales murieron 17 turistas, pero
con su cuñado en el poder la empresa no sólo se recuperó sino también
se le otorgó la operación del aeropuerto de Cozumel, con servicios de
departamento de tráfico y despacho, mantenimiento y limpieza, así como
renta de aviones, desde un monomotor hasta vuelos charters y
ambulancias.

El piloto Vargas Alarcón, es esposo de Patricia Jaqueline González
Canto y ambos son socios del Grupo Ferinco, un consorcio comercial y
constructor, que maneja en exclusiva la distribución de todos los
productos Alpura dentro de la isla de Cozumel.

También maneja constructoras y se le han otorgado generosas
licitaciones para obras de construcción. Entre 2008 y 2010, cuando
Juan Carlos González fue alcalde de Cozumel, le otorgó a la empresa de
su prima Jaqueline Patricia, al menos tres licitaciones por un monto
de más de 12 millones de pesos, según las licitaciones
52302001-005-08, 52302001-008-09 y 52302001-004-10).

Entre las múltiples facetas empresariales de Félix Arturo y Eliezer,
figuraron también las concesiones al mercado negro de taxis, de tal
suerte que el ex mandatario tuvo que enfrentar una demanda por parte
de ruleteros de Chetumal, quienes lo acusaron de otorgar placas a
diestra y siniestra, lo que impactó negativamente en el costo de las
concesiones.

Excepto en Cozumel, donde familiares y amigos del ex gobernador
controlan el sistema de transporte, González Canto repartió
indiscriminadamente concesiones de placas en los municipios de Benito
Juárez (Cancún), Solidaridad, Tulum y Othón P. Blanco.

La defensa legal de Félix Arturo para salir bien librado en ese asunto
fue simple., según el padrón de taxistas de Cozumel, el ex mandatario
igual que sus padres, Lenin González Patrón y Yolanda Canto Pacheco,
aparecieron como «ruleteros» por lo que la demanda «no procedió».

Hasta antes de que llegara a la gubernatura, el patrimonio familiar de
Félix Arturo era una casa modesta en la isla caribeña, actualmente se
habla de lujosos departamentos, residencias y pent-houses, con vista
al mar, en los edificios más cotizados de la Isla de las Golondrinas.

Por otra parte, a Villanueva Lanz, por lo que más se le recuerda en
Chetumal, es por el episodio de su romance con su actual esposa
Violette Eljure, una chetumaleña de origen libanés que lo dejó
temporalmente por problemas conyugales.

El brazo derecho de González Canto, organizó toda una expedición para
ir a buscar al Medio Oriente a su mujer, reconquistarla y traerla de
nuevo a casa.

En su viaje a Dubai se llevó a una cuadrilla de familiares de la
muchacha con gastos pagados por el Gobierno del Estado. Se conoció
entonces de la existencia de un cheque del banco HSBC por 300 mil
pesos, a su nombre para solventar los gastos.

Se dice que llegó a influir a tal grado en González Canto, que lo
convenció que no era de origen cozumeleño, sino árabe y junto con
verdaderas caravanas turísticas, realizaron varios viajes con cargo al
erario.

Se hospedaban en los mejores hoteles, cuya noche de hospedaje costaba
entre 35 mil y 67 mil pesos, vestían como los jeques árabes, con autos
Bentley y chofer a la puerta, con un costo de mil 400 dólares,
alquilaban yates de lujo para recorrer el Golfo Pérsico, gastaban como
si fueran los titulares de algún emirato árabe y finalmente, a través
de testaferros, compraron un condominio de lujo en Hutton Grand, con
valor de 89 mil euros.

Los trámites los hizo Felipe Enríquez Hernández, un supuesto
empresario en bienes raíces que coordino la campaña logística de
Roberto Borge Angulo y que en el sexenio de González Canto, compró 19
hectáreas en Punta Blanca, en la zona continental de Isla Mujeres.

Pero aún hay más sobre el polifacético empresario González y su
camarilla, cuyos pormenores daremos a conocer en una próxima entrega.

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