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Consulta popular, manipulación y fracaso de la 4T

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Por Juan Carlos Pool Contreras Vocero del Movimiento Antorchista de Quintana Roo

Con tan sólo el 7 por ciento de la participación de los mexicanos empadronados por el Instituto Nacional Electoral (INE), podemos afirmar que la Consulta Ciudadana convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador e impulsada por su partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), para enjuiciar a los expresidentes fue un rotundo fracaso, de tal forma que el no querer reconocerlo es como querer tapar el sol con un dedo.

Al respecto, pese a mucha saliva y tinta derramadas, así como dimes y diretes, propaganda gubernamental y recursos económicos por más de 500 millones de pesos gastados en la organización de esta polémica “consulta” no fueron suficientes para captar el interés de los mexicanos, quienes en vez de validar con su participación un teatro montado desde la presidencia de la República, en su mayoría prefirieron no salir de casa, o mejor ocuparse en su quehacer doméstico, convivir con sus familiares, descansar para recobrar fuerzas ya que tendrían que regresar al trabajo al día siguiente para asegurar que no falten los alimentos en la mesa, cosas verdaderamente más productivas que validar una iniciativa personal para legalizar un revanchismo político.

Sin embargo, a pesar de los datos contundentes en los que fue manifiesto que tan sólo el 7.1133 por ciento de los que conforman el listado nominal del INE participaron, el mandatario, como auténtico Poncio Pilatos, se lavó las manos, y sin aceptar el inminente fracaso, echó culpas a diestra y siniestra, principalmente al instituto electoral por su falta de entusiasmo “de organizar la fracasada consulta y a los medios de comunicación por influir negativamente en los ciudadanos” según lo manifestó el presidente.

De esta manera, los resultados de esa encuesta arrojan que el ‘Sí’ arrasó con el 97,7 por ciento de los votos frente al 1,5 por ciento del ‘No’ y el 0,7 por ciento de sufragios nulos, pero la participación fue solo del 7,1 por ciento, muy lejos del 40 por ciento necesario para que el resultado del plebiscito fuera vinculante.

Según el recuento definitivo del INE participaron en suma 6.6 millones de ciudadanos de los 93 millones de mexicanos convocados, cuando se requería el voto de alrededor de 37 millones de personas, lo que equivale al 40 por ciento del padrón. Sin embargo, López Obrador considera estas cifras como un triunfo, no obstante que la ausencia del electorado demuestra lo contrario.

Asimismo, cabe recordar que, en un inicio, la iniciativa de consulta convocada por López Obrador, como parte de una evidente estrategia político electoral, toda vez que pretendía que esta consulta se realizase simultáneamente durante el proceso electoral pasado, proponía enjuiciar a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006), Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) por corrupción, fraudes electorales y la guerra contra el narcotráfico, entre otros males, pero que derivado de observaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se modificó el tiempo de la aplicación de dicha consulta, así como la estructura de la pregunta, lo anterior con la finalidad de preservar la presunción de inocencia, por lo que al final se dejó plasmado en la boleta de la consulta un enunciado muy abierto que cuestionaba a los participantes que si quieren “emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados”.

Previo al día de la consulta, la polémica y la confusión hicieron presa de los mexicanos, toda vez que hubo quienes por un lado consideraron que con este mecanismo se podía acabar con la histórica impunidad en el país y por otro lado, quienes consideraban absurdo votar para que se aplique la ley, lo que al final de cuentas quedó claro cuando el propio presidente López Obrador aceptó que la baja participación no impide “la posibilidad de que haya juicios” ya que las autoridades tienen “el derecho de actuar cuando se trata de asuntos judiciales siempre y cuando haya pruebas”.

Al respecto, periodistas, líderes de opinión, y políticos se manifestaron con relación al tropiezo de López Obrador y su consulta, uno de ellos fue el panista Ricardo Anaya quien criticó y hasta festejó el resultado adverso de la consulta popular realizada este domingo: “La consulta fue un fracaso: solo votó el 7 por ciento. No fue culpa del INE”, señaló el excandidato presidencial del PAN en su video difundido en redes sociales: “Lo que pasa, presidente, es que la gente ya se cansó de distractores y de estupideces, de un presidente que solo habla y habla, y que en vez de resolver problemas monta un circo tras otro para tenernos distraídos”, dijo el panista.

Y la verdad es que un gran porcentaje de la población coincide con esa postura, lo anterior ya que al parecer el gobierno de la 4T no está pensando en atender los verdaderos problemas que mantiene sumido en la pobreza a cerca de 90 millones de mexicanos, no está pensando en la gente trabajadora que padece hambre porque no les alcanza para los gastos del hogar, no están pensando en cómo mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, tal y como lo prometió el presidente con su frase: “Por el bien de todos, primero los pobres”.

Por el contrario, en este contexto desolador, el pueblo tiene la percepción de que el presidente López Obrador ha dedicado gran tiempo de su gobierno en señalar presuntos errores de administraciones pasadas, de descargar su revanchismo contra políticos, empresarios y periodistas para ocultar sus desaciertos e incompetencia, en lugar de ocuparse de los verdaderos problemas estructurales que afectan al país y por lo que sufre la población más pobre y vulnerable, situación que se agravó con el mal manejo de la contingencia sanitaria del SARS-COV2 que ocasiona la enfermedad del COVID-19 que hundió a la patria en muerte y sufrimiento, con situaciones adversas de las que las familias mexicanas no tienen certeza de cuándo saldremos de ellas.

Este fue un ejercicio ciudadano democrático absurdo para muchos y necesario para otros, y vendrá uno más en marzo venidero, cuando se someta a consulta la revocación del mandato del presidente López Obrador, ahí veremos de que cuero salen más correas, si la gente sale a emitir su opinión o no, si permiten que López Obrador termine su mandado o no, la decisión será, una vez más, de las mayorías participantes.

 

 

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