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Quintanarroenses vulnerables ante desastres naturales

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Por Juan Carlos Pool Contreras Vocero del Movimiento Antorchista de Quintana Roo

Somos afortunados por que la ocurrencia del reciente fenómeno hidrometeorológico en categoría de huracán denominado “Grace” en su paso por Quintana Roo ocasionó solamente daños menores, porque de haber sido lo contrario nos estuviéramos lamentando, primero por la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) en el Presupuesto de Egresos de la Federación y segundo porque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado reiteradamente ser insensible al sufrimiento de los mexicanos a quienes ha abandonado a su suerte a cambio de protagonizar en el ámbito internacional y brindar atención y apoyos económicos, a manos llenas, a diversos países.

Al respecto, la ciudadanía observa con perplejidad que una vez más el gobierno federal es “candil de la calle y oscuridad de su casa”, lo anterior, toda vez que mientras miles de damnificados por los desastres que ocasionó el fenómeno “Grace” que dejó a su paso nueve personas fallecidas, además de severas inundaciones y daños en los estados por donde transitó principalmente en Veracruz, donde están y seguirán a la espera por muchos días de la posible ayuda que les pudiera enviar el gobierno federal, toda vez que el presidente López Obrador ordenó direccionar los recursos para ayuda urgente a damnificados de Haití y Cuba. En este sentido, cabe mencionar que es buena la disponibilidad de ayudar a países hermanos que lo necesiten, pero es prioritario atender primeramente a la gente propia, que es a quien se debe la autoridad, y por quién se está en el cargo que ostentan los servidores electos popularmente, como es el caso del Presidente de la República.

Así las cosas. Lamentamos profundamente la situación que viven nuestros paisanos veracruzanos, nos solidarizamos con ellos, lloramos a sus muertos y nos unimos a su protesta y enojo por la actitud asumida por el gobierno de la Cuarta Transformación, por el presidente López Obrador, de no actuar con la rapidez y oportunidad necesaria para ayudarlos y puedan hacer frente a la tragedia que enfrentan.

Los quintanarroenses ya hemos padecido los efectos negativos de la mala administración de los políticos del supuesto “gobierno del cambio” de la supuesta Cuarta Transformación. Como recordaremos, aquí padecimos severas inundaciones en tiempos pasados, y experimentamos la ineficacia de los tres órdenes de gobierno para otorgar ayuda y solventar las necesidades a los damnificados del desastre natural, incluso vivimos en carne propia el engaño de las autoridades pues a pesar de que presuntamente se realizaron censos para detectar a las personas afectadas, nunca les llegó el auxilio prometido.

Por lo anterior, insisto en que somos afortunados de que “Grace” no haya provocado severos daños en Quintana Roo y en toda la península. Pero este es un alivio temporal, ya que seguimos expuestos a la probable ocurrencia de este tipo de fenómenos ya que desde el 15 de mayo comenzó la temporada de huracanes 2021 en el Océano Pacífico por lo que como cada año en México el Servicio Meteorológico Nacional de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) hizo un pronóstico de los ciclones que se podrían formar durante el año, por lo que se estima que en esta temporada se formen al menos 29 ciclones tropicales, de los cuales se espera que siete sean tormentas tropicales, de los cuales ocho podrían ser huracanes de categoría uno o dos; así como siete de categorías entre 3 y 4.

Por otra parte, la temporada de huracanes en el Atlántico, que de forma oficial comenzó el 1 de junio, es la primera que refleja el nuevo promedio de actividad ciclónica en esta cuenca, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos. De esta forma, el promedio actualizado de una temporada de huracanes en el Atlántico, que ha tomado en cuenta el periodo de 30 años comprendido entre 1991 y 2020, aumentó hasta 14 tormentas con nombre y siete huracanes. Al respecto, la NOAA resalta que el aumento en el promedio se puede deber tanto a la mejora general en las plataformas de observación, incluido la flota de satélites ambientales usados por esta agencia, como por «el calentamiento del océano y la atmósfera, que están influenciados por el cambio climático».

Asimismo, la meteoróloga María Torres del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos ha puesto de relieve la importancia de la preparación con antelación para cada temporada de huracanes, así como tomar en cuenta los peligros mortales que conllevan las inundaciones provocadas por la marejada ciclónica. Esta recomendación es relevante, ya que actualmente México se carece de un sistema de prevención y manejo de riesgos ante la ocurrencia de desastres naturales y mucho menos con un fondo que le permita reaccionar inmediatamente en la atención de la población que sufra por estas catástrofes.

Lo anterior, debido a que el pasado 27 de julio del 2021 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo que abroga lo que era el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) vigente en México desde el 3 de diciembre de 2010.

¿Qué es el FONDEN? Este es un instrumento interinstitucional que tiene por objeto ejecutar acciones, autorizar y aplicar recursos para mitigar los efectos que produzca un fenómeno natural perturbador; principalmente el FONDEN se integraba por un Fondo Revolvente a cargo de la Secretaría de Gobernación, el cual tiene por objeto proporcionar suministros de auxilio y asistencia ante situaciones de emergencia y de desastre, para responder de manera inmediata y oportuna a las necesidades urgentes para la protección de la vida y la salud de la población, generadas ante la inminencia, la alta probabilidad u ocurrencia de un fenómeno natural perturbador.

Pero este fondo ya no existe, toda vez que fue abrogado por la fracción morenista que desde los pinos encabeza López Obrador, y el actual gobierno federal no previo implementar alguna estrategia que substituya este importante instrumento de gran impacto y beneficio social, el reclamo no es que se haya desaparecido este apoyo, sino que la forma en que se hizo dejó un gran boquete ante el constante riesgo al que están expuestos millones de mexicanos, de tal manera que todo el país quedo desprotegido ante la ocurrencia de algún desastre natural, y la administración de López Obrador, no cuenta con ningún mecanismo para reaccionar ante estas situaciones.

Se justificó que el presupuesto que era designado para diversos fideicomisos, entre ellos el FONDEN, serían reasignado para atender los efectos de la pandemia por COVID-19, temas de salud y para garantizar la continuidad de los programas sociales.

Finalmente, según la información oficial la temporada de huracanes 2021 en México concluyen hasta el 30 de noviembre del 2021, así que ante el panorama de una política de escasa capacidad de reacción, por no decir nula, y caracterizada por decisiones irresponsables por parte del presidente López Obrador, estamos condenados a padecer ante los desastres naturales, como los que vivimos aquí y que ahora sufren los veracruzanos, por tanto, no queda más que encomendarnos a la 42 vírgenes que adoran los mexicanos y rezar porque la naturaleza sea benévola con el suelo mexicano. Qué así sea.

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