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POBRES FRANCISCANOS

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«Cuídate de falsos redentores que prometen con mil flores darte luz y libertad; cuídate de quienes prometen darte pan y te someten a su yugo sin piedad”, así se expresa una canción que compuse para criticar al gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” (4T) y para advertir que siempre hay que tener cuidado frente a las grandes promesas. Hoy, efectivamente, esa advertencia parece haber dado en el clavo porque la “pobreza franciscana” invocada por el Presidente de la República tiene más bien la intención de preparar psicológicamente al pueblo para que se apriete más y más el cinturón; pero no con obediencia a sus creencias religiosas, sino para ocultar la manifiesta incapacidad del gobierno y enfrentar la inflación y la falta de recursos públicos para financiar obras inútiles y caprichosas como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el nuevo Aeropuerto de Santa Lucía.
 
Con falsos llamados a la austeridad, como el que invoca a los frailes franciscanos –quienes originalmente fueron ascetas por convicción y no tenían casas en Houston ni recibían dinero en efectivo, cuyo origen y destino se desconoce totalmente– se pronostica el terrible empeoramiento de la crisis económica que se está viviendo en México y un llamado a la población para que “se apriete más el cinturón” porque las equivocadas políticas del gobierno han propiciado el alza de los precios de mercancías y servicios básicos; y en el futuro inmediato no podrá controlarlos. Ese llamado, sin embargo, se hace al pueblo, pero no a la administración federal.
 
Sin embargo con esta actitud, como se dice vulgarmente, el gobierno está amarrándose el dedo antes de cortárselo, pues el llamado a la “pobreza franciscana” no tiene el propósito de reducir o hacer más eficientes sus gastos, sino anticipar a la gente que si no le llega su pensión, y no ve que la economía mejore, se atribuya la causa de estos problemas a que México está viviendo una época de “pobreza franciscana” y no una crisis, en gran parte debida a su incapacidad para administrar bien los recursos públicos y afrontar mejor la inflación. El fracaso se debe también a su política social, cuyas entregas directas de dinero tienen un claro uso electorero, como lo evidencian los resultados; pues en casi cuatro años no se han traducido en mayor bienestar para las familias, en un incremento de la producción y en la riqueza. Por el contrario, la pobreza sigue igual o peor que antes, la economía no crece y el país está sumergido en una imparable crisis de violencia.
 
¿En qué consiste el paso de la “austeridad republicana” a la “pobreza franciscana”? En una operación parecida al llamado “error de diciembre” de 1993, que fue desencadenado con la frase “todavía tenemos reservas” que generó pánico entre los inversionistas, quienes reclamaron su dinero, se lo llevaron fuera del país y se colapsó la economía nacional. Pero ahora se utilizó la expresión presidencial “todavía tenemos dinero para los programas sociales”, cuya traducción, en otras palabras, es: las fuentes financieras para cubrir los programas sociales de la 4T ya se acabaron, la crisis y la inflación van a seguir y la mala administración también; es decir, “no voy a tener dinero para poderte pagar la pensión de adulto mayor o tu beca de joven que no estudia ni trabaja”. Y eso es cierto, porque los morenistas ya se comieron incluso los fondos de estabilización, los fideicomisos para la ciencia, el Fondo de Desastres Naturales (Fonden); y si nos descuidamos, se abalanzarán sobre las reservas internacionales.
 
Veamos algunas de sus prácticas de despilfarro. Con sus programas de subsidio a las gasolinas han arrebatado miles de millones de pesos (mdp) de las ganancias de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) y la hacienda pública ha dejado de recibir ingresos por vía del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Se estima que, a fin de año, se perderán más de 400 mil mdp en recaudación (Reforma, 28 de julio de 2022) para evitar que los combustibles –de los que los morenistas aseguraron que estarían a 10 pesos en este sexenio– sean vendidos a 25 pesos y no en su precio de mercado, incluido el IEPS. Con el programa antiinflacionario, el Gobierno Federal se dio un tiro en el pie, porque redujo los aranceles a las importaciones de productos fundamentales, que además no han bajado de precio.
 
He sabido de algunos adultos mayores que no han recibido completa su pensión, o que tienen pagos atrasados por el traspaso de sus tarjetas electrónicas y el disfuncionamiento de las sucursales del Banco del Bienestar, problemas que esconden la realidad: la falta de recursos financieros en el gobierno, situación que ya empieza a ahorcarlo. Pero la “pobreza franciscana” invocada por el Presidente no aplica para su gobierno y opera según la expresión popular “hágase la voluntad de Dios, pero en los bueyes de mi compadre”; ya que sus megaobras están excluidas de las nuevas reglas de gasto y seguirán derrochando mucho dinero público sin que finalmente vayan a beneficiar a los mexicanos.
 
El pasado 28 de julio, el periódico Reforma difundió algunas cifras del costo real de estas obras y que evidencian las mentiras del gobierno. El Tren Maya costaría, según se declaró entonces, 150 mil mdp, y hasta ahora lleva gastados 409 mil mdp, es decir tiene un incremento del 172 por ciento. La refinería de Dos Bocas costaría 163 mil mdp, sin embargo ya suma 245 mil mdp, 50.3 por ciento más. El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) saldría en 75 mil mdp, pero solo la primera fase de su construcción costó 116 mil mdp, 54.6 por ciento más. A estos gastos inútiles hay que agregar la compra de una empresa en quiebra como la Refinería Deer Park, que significó un gasto de 600 mil mdp y es una adquisición que ni siquiera fue sometida a consulta. Tampoco sabemos nada de las pipas que se compraron para “combatir” el huachicol, pero sí sabemos que se gastaron mil 720 mdp y que se triplicó el subsidio destinado al funcionamiento del AIFA, que pasó de 419.4 mdp a mil 370.4 mdp, es decir, un incremento del 229 por ciento (Mural, dos de agosto de 2022).
 
Pobres franciscanos, en cuyo nombre se predican falsas prácticas de austeridad. Es tarea del pueblo abrir los ojos ante los mentirosos llamados de la 4T y descubrir que la única opción que le queda es organizarse y luchar para gobernar México; pues hoy, los morenistas afirman que gobiernan en nombre del pueblo, pero en realidad lo hacen en contra de la sociedad.

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