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Más policías no es el remedio para acabar con la inseguridad y violencia

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Por David Sánchez Reyes

El problema de la inseguridad y la creciente violencia en uno de los destinos turísticos más importantes de nuestro país y del mundo entero, como lo es la zona de Cancún y toda la Riviera Maya, se torna muy preocupante en los días que corren, como ocurre ya desde hace un buen tiempo en otras regiones importantes de México.

Tan solo en la ciudad de Cancún, municipio de Benito Juárez, en lo que va de este año, las disputas por el control de las diferentes plazas, entre los distintos grupos del crimen organizado, ya han producido más de 400 víctimas por las ejecuciones que diariamente ocurren en las distintas supermanzanas o regiones (que es la forma en que está dividida esta ciudad), cifra realmente alarmante tanto para la seguridad de los que viven en esta importante orbe, de más de 900 mil habitantes, situación que poco a poco va afectando la imagen de este centro turístico, que ya ha empezado a presentar las primeras ejecuciones a la entrada de la lujosa zona hotelera.

De igual forma, en la ciudad de Playa del Carmen, municipio de Solidaridad, igualmente situada en la zona norte del estado de Quintana Roo, la lucha encarnizada entre las diferentes células delictivas también ha dado como resultado un número muy grande de víctimas, siendo varias de estas, taxistas que de una u otra forma estaban involucrados en este tipo de actividades ilícitas, afectando también la vida cotidiana de sus habitantes y la confianza de los turistas para elegir este lugar para disfrutar sus periodos vacacionales.

Este problema ya ha alcanzado lugares muy tranquilos y pacíficos como la ciudad de Tulum y el municipio más joven de México, Puerto Morelos, en donde ahora, a plena luz del día, ocurren los asesinatos a sangre fría y con armas de alto poder.

Ante esta terrible y preocupante situación, el gobierno estatal en estrecha colaboración con el gobierno federal peñista, diseñaron una estrategia para combatir al crimen organizado, la cual empezaron a implementar desde el año pasad y que consistió, primero, en enviar un contingente importante de la gendarmería y policía federal para atacar este problema, sin embarho, este plan no han dado los resultados esperados.

Esta situación que ha rebasado tanto a la policía municipal como a la estatal, que se han visto contaminadas en algunos sectores por el poder económico y corruptor de la delincuencia organizada. Por otro lado, la construcción de una base de la policía militar cuyo poder es bastante considerable, constará de tres mil 200 efectivos militares con entrenamiento y armamento especiales para combatir a las distintas células, ligadas a por lo menos a cuatro cárteles que operan en la zona norte del estado y en muchas otras regiones del país.

Para esto, el gobierno estatal y federal realizaron una inversión de una cantidad muy importante de recursos, aproximadamente 350 millones de pesos, para la construcción de dicha base militar que se encuentra ubicada en la parte continental del municipio de Isla Mujeres, en los límites con el municipio de Benito Juárez, muy cerca del Arco Vial Norte o periférico de la ciudad de Cancún, ahí vivirán los tres mil 200 policías militares que están destinados a reestablecer la seguridad en esta zona tan importante para el estado y la nación entera.

Estas medidas están acordes con aquellas voces que proponen alternativas de solución a este terrible cáncer social, exigiendo que se incremente la cantidad de policías y su poder armamentista, que se eficiente la aplicación de la ley y que esta se haga cada vez más enérgica hasta llegar a la cadena perpetua o, incluso, a la pena de muerte. Pero estas voces cometen el grave error, consciente o inconscientemente, de que tratan de corregir el mal eliminando solamente sus efectos y poco o nada dicen en torno a sus causas.

Debe tomarse en cuenta que uno de los factores que ha favorecido el desarrollo de este fenómeno es que la pobreza y la miseria han aumentado terriblemente en nuestra patria, por lo que muchos mexicanos, principalmente adolescentes y jóvenes, son presa fácil de estos grupos delincuenciales, pues de un día a otro, se encuentran con “un trabajo” que les remunera un ingreso que jamás en su vida se habían imaginado llegar a tener, por el que “bien vale la pena correr el riesgo” pues de todos modos su vida estaba condenada a sufrir toda clase de privaciones y sufrimientos, ya que “tarde o temprano, su vida terminará con pena y sin gloria”, y por eso se contratan como “halcones”, “sicarios”, “mulas”, etc., al servicio del crimen organizado. Esta es la base social, el inmenso semillero del cual se nutren estos grupos delincuenciales.

Otro factor que influye en la toma de decisiones equivocadas en estos amplios sectores de la sociedad, es el bajo nivel educativo y de concientización en que se encuentran los adolescentes y jóvenes, que muchas veces solo saben medio leer y escribir. Las evaluaciones realizadas por organismos internacionales han mostrado que somos un pueblo ignorante y fácilmente manipulable. A estos jóvenes se les remunera jugosas cantidades de dinero por pequeños y simples “trabajitos” como el de vigilancia y transporte de paquetes. La vida y el “trabajo” fácil los ilusiona y atrapa rápidamente, situación que se ve reforzada por los noticieros, reportajes, entrevistas, narcocorridos y películas que se encargan de mostrar lo fácil que es involucrarse en ese tipo de actividades y empezarse a dar la gran vida, y aún más si se vuelven adictos a las sustancias prohibidas que son la mercancía con la que “trabajan”.

Esperemos que disminuyan los altísimos niveles de violencia y asesinatos con la actuación de este nuevo cuerpo de seguridad, auqnue la experiencia nos ha dicho que estos remedios solo son un analgésico social, con nuevo nombre y presentación, ante la grave enfermedad que atraviesa el país. Para curar este grave mal, se requiere erradicar el problema de raíz, que la amplia base social de la cual se nutre cuantiosa y constantemente el crimen organizado se vaya eliminando lo más rápido posible. Sin embargo esto solo se logrará cambiando el modelo económico con el que funciona el sistema de producción y de distribución en nuestro país. Cuando estos amplios sectores de la población cuenten con un empleo seguro y bien remunerado que le permita satisfacer todas sus necesidades materiales y espirituales, y tenga un nivel educativo y cultural suficientes que les permita ubicarse en el contexto social en el que vive y tener plena conciencia de elegir entre dos caminos: el del trabajo, dinero y vida fáciles, o el del estudio, trabajo transformador y vida de constante esfuerzo y superación, pero que le permitirá tener una vida plena, llena de realizaciones como ser humano y satisfacciones que lo hagan sentirse plenamente realizado.

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